Después de la guerra

Después de la guerra

UBI RIVAS
Luego de un mes de una guerra que destruyó partes vitales del Líbano por el Estado de Israel, al fin se impuso, como siempre, el alto al fuego para intentar concertar un acuerdo y/o paz definitiva en Palestina, un anhelo de palestinos, todo el mundo árabe, los israelíes y la humanidad.

En efecto, el 13 de agosto cesaron las confrontaciones entre el Tzahal (Ejército) israelí y Hizbulá, que produjo 1,200 muertos, 3,700 heridos y un centenar de soldados israelíes muertos, más medio millón de personas desarraigadas de sus heredades en Israel y más de un millón de palestinos.

La destrucción de parte de Líbano, puentes, carreteras, sistemas de electricidad y acueductos se contabiliza en más de US$6 mil mm. Los cultivos palestinos arrasados, como es la usanza, por los bulldozers y palas mecánicas israelíes. Un desastre humanitario inexcusable é imperdonable para Israel, otro baldón más en su porfía por apoderarse de toda Palestina, que de eso se trató e intentó nueva vez.

Con el apoyo, como siempre, de Estados Unidos, que en la persona del presidente George Bush jr. ha causado el peor de los apoyos y/o daños al Estado hebreo, creación y criatura “madre in USA” desde su fundación en 1948.

Unas siete mil viviendas, 73 puentes, 630 carreteras, el aeropuerto de Beirut, 23 estaciones de gasolina, son algunos de los arqueos rápidos que la ofensiva israelí provocó, un caos, que no se hubiese producido si Israel se hubiese retirado completamente de Cisjordania y la Franja de Gaza, territorios de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) conforme a los Acuerdos de Oslo, Noruega, 1993, refrendados por Wye Plantation de ese mismo año por el presidente Bill Clinton, el premier israelí Yitzak Rabin y el rais Yasser Arafat.

Todo este desastre horrible y condenable desatado por Israel provino por la captura, el 25 de junio, por activistas palestinos, del soldado israelí Gilad Shalit, en un puesto de chequeo en la Franja de Gaza, puesto de chequeo que no debe existir por estar en territorio palestino.

La resolución del Consejo de Seguridad 1701 del 11-08-06, dispone el desarme de Hizbulá y el retiro de Israel del sur de Líbano, que es territorio dominado por Hizbulá desde donde lanzan sus actividades cohetes de varios tipos a poblados, granjas ilegales y ciudades israelíes.

Esa resolución debió incluir, además, el retiro de Israel, definitivamente, de los territorios todos de la ANP y convenir sentarse en la mesa del diálogo, para relanzar la marchita Hoja de Ruta, cosecha del presidente Bush jr.

En una guerra nadie sale victorioso, aún el que se ufana en vencer, porque todos pierden, y muchas veces más el que proclama la victoria que el que resulta derrotado. Conforme al caso de hoy el Estado de Israel demostró la saña usual en su trato para con los palestinos, sin que con éste pudiese avanzar una pulgada en su propósito de doblegar a Hizbulá, todo un mes de constante guerra sin poderlo desplazar del sur del Líbano, un ejército irregular, peleando con cohetes y Kalasnikov, contra blindados, aviones y helicópteros, que no consiguieron ni amedrentar ni hacer retroceder a Hizbulá. El soldado Gilad Shalit no fue devuelto por las malas, sino que lo será por otra vía, la mediación de las Naciones Unidas, que han desplegado 15 mil efectivos en el sur de Líbano, en la conflictiva franja del valle del Bekaa.

Es tiempo de reflexionar ambos bandos trenzados en una porfía estéril, que a nada conducirá.

El primer ministro palestino Ismail Haniyeh, reconociendo al Estado de Israel y éste, comprometiéndose, mediante firma, desalojar las colonias y el Ejército de la ANP y cumplir los requisitos, ambos, de la Hoja de Ruta.

Cualquier desvío de estos preceptos, será volver a la guerra estéril.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas