Después de la tormenta…

Después de la tormenta…

TALLEYRAND MURAT GONZÁLEZ
Todos los fenómenos naturales, llámese ciclón, tormenta tropical, vaguada, terremoto, etc., traen consigo un poder destructivo que severamente impacta la obra humana. Obra que no puede contener o contrarrestar las arrogantes fuerzas de la naturaleza, a menos que sea a través de la previsión de construir en la forma y lugares estudiados, o la habilidad de protegerse lo mejor posible de su díscolo comportamiento y muy pocas veces previsible.

No obstante, el país ha tenido experiencia en situaciones como la acontecida con NOEL, los ciclones San Zenón en 1930, David [ y la tormenta Federico] en 1979, y George en 1998, para que el desempeño institucional hubiese sido adulto en su accionar, sin dar espacio a la imprevisión y la inseguridad, que han sido los elementos dominantes en el escenario de las autoridades, quienes son los llamados a orientar, evaluar el desempeño y corregir las anomalías, in situ, de las estructuras del poder político cuando estas no funcionen o su accionar sea mediocre o prácticamente nulo.

Con la ocurrencia de estos fenómenos, que serán recurrentes, el pesimismo y desesperación de las personas y productores podrían constituirse en una amenaza a la continuación de un gobierno estable y ordenado, por lo que se debe demandar la inmediata acción para prevenir un colapso que provoque una profundización en la miseria extrema, poniendo en marcha políticas públicas como: 1?) Una moratoria de todos los préstamos e intereses de los comerciantes y productores agrícolas y pecuarios de las zonas afectadas, con especial tratamiento a aquellos rubros dedicados a la exportación; 2?) El otorgamiento de nuevos préstamos para ayudar a encarar el desastre causado; 3?) La contratación de obras públicas con el sector privado, difiriendo su pago para el próximo año, obligando que los contratistas utilicen la mano de obra del lugar de urgencia; 4?) La creación de un fondo de fomento para iniciar el desarrollo de pequeños comercios, industrias y talleres artesanales; 5?) La ampliación de los fondos de PROMIPYME y la ampliación de su cobertura, instruyendo que dichos fondos sean canalizados prioritariamente en la zona de desastre; y, 6?) Hacer efectiva la disposición de austeridad y ahorro que fuera hecha ley recientemente, para que estos recursos sean canalizados en la ejecución de pequeñas obras comunitarias.

No es nada nuevo, pautas similares expresó el candidato presidencial del PRD en estos días, pero por ello no hay que desoírlas o desechar, pues las mismas responden a esquemas universales, lo que importa es una acción inmediata y efectiva de ideas y programas que rehabiliten lo destruido, especialmente los tres o cuatro renglones de mayor impacto: personas, obras públicas, agricultura y pecuaria, y el aumento del desempleo ¡En hora buena su anuncio y puesta en marcha

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