Después de las inundaciones

Después de las inundaciones

El país sufrió recientemente su primera amenaza ciclónica de la temporada 2013 con el paso cercano de la tormenta tropical Chantal. Afortunadamente Chantal dio un giro que nos libró de un encuentro frontal con consecuencias  posiblemente patéticas.

 Si bien tuvimos la suerte  de que la tormenta no entrara a nuestro territorio, sus efectos secundarios se han sentido prácticamente en todo el territorio nacional, pues, la gran cantidad de lluvia que ha traído el fenómeno atmosférico ha anegado los suelos y desbordado los ríos. Esa abundancia de agua caída en las ciudades ha rebosado desagües, cloacas y ha regado basura y materiales contaminantes por doquier. Sobre todo  en los barrios más pobres de las poblaciones urbanas.

 Es después del paso de la tormenta que los servicios de salud deben estar alerta o entrar en acción ante la posibilidad de un repunte o reaparición de casos de cólera, fiebre tifoidea, enfermedades diarreicas infecciosas y todas aquellas otras de origen hídrico como hepatitis infecciosa, leptospirosis. Esta última por la penetración de las leptospiras por la piel, y  otras.

 Sugerimos al Ministerio de Salud poner en operación a los promotores de salud y a las brigadas de profesionales de la salud, junto a los estudiantes universitarios de esta área, para identificar barrio por barrio y poblado por poblado –  en las zonas que sufrieron mayores inundaciones – a todas aquellas personas afectadas por procesos diarreicos o con fiebre o cualquier otra sintomatología, especialmente la de tipo respiratoria.

 Sabemos que el Vibrio cholerae puede vivir por tiempo muy prolongado en los suelos, agua dulce y salada.  Y con las inundaciones, habiendo tenido epidemia y brotes de cólera en el pasado reciente, podría activarse el Vibrio en algún barrio o poblado y traer como consecuencia nuevos casos de cólera.

Con las inundaciones son muchas las personas que tienen que salir de sus hogares y lugares de trabajo caminando sobre aguas contaminadas – muchas veces a niveles de la cintura -, por lo que  cualquier llaga o lesión en la piel que tengan esas personas pueden facilitar la entrada de leptospiras, manifestándose la enfermedad unos días más tarde.

 Puede suceder, igualmente, que al tragar agua contaminada padezcan de otras enfermedades diarreicas tanto bacterianas como virales o parasitarias.  La más importante después del cólera es la ingesta de Salmonella typhi que produce la fiebre tifoidea.

 Es por todas estas razones que sugerimos  realizar una identificación activa de casos con éstos y otras enfermedades, y suministrar agua potable en aquellas zonas de emergencia. Es conveniente, además, promover y entregar el uso de cloro para el lavado de los vegetales y frutas, y potabilizar el agua de consumo humano.

 En estos casos las campañas de orientación sobre estas enfermedades son muy importantes, así como también convocar a las  personas enfermas a  acudir al centro de salud más cercano a su domicilio.

 Es preciso recordar que esta primera amenaza se produjo a dos meses de una temporada ciclónica de seis, por lo que quedan cuatro meses en que estaremos en riesgo de padecer otras inundaciones o catástrofes más severas. De ahí, que la promoción para la prevención es de gran importancia.

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