Después no digan, ¡eh…!

Después no digan, ¡eh…!

Rafael Santos, escritor, periodista y politólogo.

Se los vengo escribiendo hace mucho. En variados artículos tanto en este como en otros medios, lo hemos expresado. Al Presidente Luis Abinader, una gran mayoría de sus funcionarios lo han estado dejando solo.

La defensa de quienes tienen que hacerlo, o las realizan con pobres argumentos, o en el peor de los casos, ni siquiera notas por las redes emiten a favor de quien en estos momentos encarna el liderazgo político del oficialista Partido Revolucionario Moderno (PRM).

Soy de los que se inscribe dentro de la idea, que el Presidente debe cuanto antes establecer mecanismos de defensa a fin a su gobierno, con un «equipo élite de pensantes», a los cuales en verdad les duela el gobierno que preside.

Desde mi humilde punto de vista y desde un rinconcito del país, llamado Salcedo, nos estamos dando cuenta de los múltiples errores que vemos cometen entidades gubernamentales, y hasta el mismo Presidente, todo por la ausencia de una buena asesoría con pensamientos basado en lo que es la verdadera inteligencia y la lógica político-emocional.

A las llamadas «cabezas pensantes» que orbitan alrededor del gobierno, en sus calidades, ya sean de asesores o estrategas, o no le ponen mucho caso a sus recomendaciones, o peor aún, a estos los mantienen asalariados para en sus momentos dar tibias recomendaciones que bien se las tragan las decisiones políticas de otros de mayor jerarquía ante el número uno de la nación.

A lo lejos de observan a funcionarios, que con sus legítimas ambiciones presidenciales para el 28, se han montado en el carro de los altos números que les dan la gran mayoría de las encuestas al Presidente Abinader, y se han olvidado de que esos datos solo son números fríos que si bien expresan la realidad fotográfica del momento, también estos podrían cambiar con las estrategias de esa oposición, la cual, está haciendo el trabajo político que les demandan las circunstancias, y por lo tanto, muchos de los que tienen el deseo de ocupar el solio de la Delgado, han perdido de vista, que sin el 24, no habrá el 28.

Se los vengo escribiendo, y a lo mejor estoy ladrando dentro de un sombrío desierto, en donde la inclemencia de los feroces lobos están al acecho para enfrentar con sutilezas este artículo que no busca otra cosa, que no sea levantar una voz, al estilo de Juan El Bautista ( Juan 1:23), para decirle a los funcionarios, que en vez de estar algunos paseándose por cuantas cámaras y micrófonos encuentren, que se pongan a los suyos, y mediante estrategias, defiendan al gobierno que representan, o de lo contrario, no me cansaré de decirles lo mismo que vengo escribiendo y que repetiré cuantas veces sea necesario, y es, que el león de Villa Juana, no está jugando, y eso lo saben, hasta los chinos de Bonao.