Los griegos definieron templanza como capacidad de mantener calma y equilibrio. Sinónimos: mesura, comedimiento, continencia. Antónimos: destemplanza y desenfreno.
Incurrió en destemplanza Nicolás Maduro al acusar opositores de sabotear sistema eléctrico que apagó Venezuela. Constituyó una autoincriminación pues sabotajes gubernamentales suceden ante autoridades debilitadas. Acusar opositores, si fuera el caso, evidencia desesperación ante el recurso de rebelión que tienen pueblos para enfrentar gobiernos ilegítimos.
Intrant deja entrever que semáforos fueron objeto de sabotaje por la firma suplidora. Ocasionaron enormes pérdidas de tiempo, irritación ciudadana, incremento de gastos en combustibles y afectaron producción. Ha anunciado rescindir contrato que ojalá acompañen de documentación y procederes legales para no repetir pérdidas y bochornos ante tribunales extranjeros.
Su titular ha anunciado que Intrant administrará los semáforos.
Puede leer: Riesgos ¿Calculados?
Como proviene de una EDE dejada con servicios precarios y pérdidas financieras, tanto que actuales autoridades del sistema eléctrico presentaron planes para corregirlos, requiriendo inversiones multimillonarias para reducir apagones y déficits, sus intenciones de administrar sistema de semáforos despiertan suspicacias.
Nuestros hogares gritan por inflación en alimentos, salud y educación. En julio fueron superiores al promedio general. Alimentos y bebidas fue 1.42%, 2.7 veces la inflación general, perfilando cifras anualizadas de dos dígitos.
La ONE publicó que la formalidad laboral disminuyó, aumentando posibilidad de evasión, a pesar de 639 mil empleados públicos impulsores de déficit.
Apagones eléctricos y de semáforos, precios encareciéndose, evasión e hipertrofia burocrática potencializando déficit; dibujan escenario que sirve de caldo de cultivo para el surgimiento de protestas.
El gobierno propone reformar la Constitución. Al incrementarse resistencias-fiscales, juristas autorizados, legisladores hasta del PRM, etc., desconocemos si lo mantiene como el proyecto vital originalmente concebido.
Había supeditado reformas imperiosas, especialmente fiscal, a la constitucional, colocándola en una especie de limbo.
Pero anuncios recientes sobre reforma laboral y fiscal sugieren la modificación de esta supeditación.
Ojalá que así sea. Porque de no reaccionar preventiva y oportunamente ante el escenario dibujado, constituiría una destemplanza no encarar oportuna y adecuadamente deficiencia de servicios, incrementos de precios y déficits.
Recuperando la templanza, se evitan, además, desenfrenos futuros.