El turismo sustentable es aquel que sigue los principios de sostenibilidad, minimizando el impacto sobre el medio ambiente y la cultura local, al tiempo que contribuye a generar ingresos y empleos para la población del lugar.
Mirando esta definición, quiero adherir la nueva tendencia del sector, el turismo emergente que abarca propuestas muy interesantes, y tenemos en nuestro país varios puntos en desarrollo.
En la recién pasada Feria Internacional de Turismo (Fitur), que se celebró en Madrid, España, la encargada de promoción turística nacional, Milka Hernández expuso sobre los pueblos que ofrecen atractivos emergentes, los que consideró bien importantes y, sobre todo, que se enmarcan en el plan de gobierno del presidente Luis Abinader y las ejecuciones del ministro de Turismo, David Collado.
Dentro de las provincias que Hernández destacó se encuentran San Cristóbal, Peravia, en especial su municipio cabecera Baní; Ocoa, Azua, Monseñor Nouel, Santiago, Sánchez Ramírez, Hermanas Mirabal, María Trinidad Sánchez, Monte Plata, Hato Mayor y Montecristi.
Cada una de las provincias tiene atractivos muy relevantes que puedan ayudar con el desarrollo económico de cada una de sus zonas, como por ejemplo las playas de Azua, con un cálido clima que estimula a darse un rico baño en Monte Río, Caracoles, Playa Blanca, Las Caobitas; o dar un paseo en bote a través de manantiales, como Las Lagunas de Azua, excelentes para la pesca, y sus alrededores adecuados para el senderismo.
La importancia del desarrollo de los destinos emergentes radica en que la República Dominicana no es solo playa y arena, nuestro país es más que lo que hasta ahora hemos explotado; la riqueza natural que poseemos nos da la oportunidad de conquistar más visitantes.
Las aventuras que ofrece nuestro territorio son inagotables, pues nuestra ubicación geográfica nos da una temperatura ideal para que los turistas disfruten de la diversidad que posee nuestro relieve.
Además de nuestras hermosas playas, también, la historia cultural, la gastronomía y, asimismo, la personalidad de nuestros pueblos, donde el calor humano se impone.
La República Dominicana es un país que lo tiene todo, además de estar colocado en el mismo trayecto del sol, como nos describió Pedro Mir, en el poema “Hay un país en el mundo”, somos más de 48 mil kilómetros cuadrados de riqueza ilimitada.