Destrucción de bosques

Destrucción de bosques

La mayoría de los incendios forestales que se han producido en las últimas semanas, algunos muy devastadores y aún fuera de control, asuelan Áreas Protegidas establecidas para la preservación de tan importantes recursos naturales.

Una suma de voluntades, que incluye a entidades privadas nacionales e internacionales y al sector público, ha trazado con fuerza de ley una serie de fronteras entre espacios esenciales de la geografía.

Queda así separado (algunos dicen que mal separado) aquello que en ningún grado puede ser dañado por el hombre de aquello que puede ser intervenido y explotado bajo algunas reglas, para diversos fines.

Este es el imprescindible establecimiento de extensiones intocables o santuarios. Por que sin vegetación, sin flora y fauna propias, una isla puede estar condenada a un grave desequilibrio que la deje sin agua suficiente para la agricultura y la vida en sentido general.

En todos los bosques del mundo surgen fuegos e incluso parecen inevitables en temporadas de sequía y fuerte calor y algunos tipos de árboles son particularmente propensos a las llamas, aún sin la intervención del hombre.

-II-

Pero en el caso específico de este país, los incendios de montañas podrían estar expresando una notable falta de correspondencia entre la intención de proteger zonas vitales y las acciones con que debe cumplirse el objetivo.

Una incoherencia entre la fanfarria de legislar para la delimitación de porciones territoriales y la tardanza de las autoridades en operar estructuras que sirvan para cuidar a cabalidad de árboles y ríos.

Un sistema de efectiva protección tiene que incluir servicios permanentes y minuciosos de observación de lugares boscosos y elevados, tanto con personal terrestre como mediante operaciones aéreas. Se ha sabido que esa labor se ha reducido mucho en los últimos tiempos.

Y lo que es muy importante también: tiene que desarrollarse un manejo de bosques para cuidarlos de una serie de enemigos naturales, como plagas y contaminaciones. E incluso para extraer madera y leña siguiendo técnicas que propicien un mejor desarrollo de la vida vegetal en las alturas.

En el interés de salvar los recursos forestales, es de rigor trazar un plan maestro con posibles rutas y accesos de emergencia a puntos críticos, comenzando con un estudio sobre el Pico Duarte y sus alrededores.

El país debe disponer con premura de recursos aéreos para la extinción de fuegos, sin aspirar a costosos aviones. Es que en estos momentos ni siquiera se dispone de un par de helicópteros bien equipados y aptos para sobrevolar grandes alturas, ni para colocar con rapidez cerca de los fuegos un personal entrenado, capaz de descender de las naves sin que tengan que aterrizar.

La desastrosa sequía que vivimos obliga a reforzar la protección de bosques, a cuidarlos más que antes de agricultores nómadas.

Y a impedir, a como dé lugar, que el país siga siendo exportador de carbón vegetal para los haitianos, combustible que se obtiene con una inaceptable proliferación de hornos en algunos lugares del territorio nacional.

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