Destrucción, lesiones, muertes y desempleo por incendios

Destrucción, lesiones, muertes   y desempleo por incendios

Estamos sufriendo las consecuencias de un implacable avance en la ocurrencia de incendios. Esto queda reflejado a través de los incendios ocurridos en los últimos meses en almacenes de grandes empresas, establecimientos comerciales, fábricas de plásticos y termoenvases e incendios forestales y en casas de familia, en el Distrito Nacional y otras localidades del país.
Estos incendios han provocado muertes y lesiones de niños y personas adultas, otros quedan sin hogar y cientos sin trabajo; los daños materiales ascienden a miles de millones de pesos y solo nos queda la agonía de gentes que han perdido sus hijos, padres, hogar o negocio. Lo que hace que la situación sea todavía más trágica es que estas pérdidas se pudieron haber evitado.
¿Por qué entonces, seguimos sufriendo el azote de tragedias tan insensatas? ¿Por qué los incendios siguen causando lesiones permanentes y hasta la muerte y destrucción? Por el incumplimiento de las reglamentaciones vigentes y regularmente las autoridades gubernamentales reaccionan solo tras algunos acontecimientos graves y la mayoría de las empresas y establecimientos comerciales no contribuyen para prevenir accidentes e incendios.
La falta de requerimiento por parte de las autoridades para el cumplimiento de las normativas y las preocupaciones de una gran parte de los empresarios por los costos que implica cumplir con las leyes y reglamentos que permiten proteger sus bienes, prevenir incendios entre otros daños. Les interesa más producir a costos bajos y cumplir con sus clientes, y suponen que para asistir a emergencia están los hospitales y los bomberos, y que con eso basta, con una limitada comprensión acerca de cómo y por qué ocurren los incendios.
Las medidas que deben tomarse para evitar incendios varían de acuerdo a las condiciones de cada empresa o establecimiento comercial. Las características estructurales, los materiales y productos que se manejan, los desperfectos eléctricos y las improvisaciones, tanto en la casa como en el trabajo y la falta de normas y procedimientos y concienciación del personal, conducen a accidentes e incendios. Por desgracia, generalmente se prefiere poner candado después del robo, y a veces ni eso.
Un cuerpo de bomberos bien equipado y con un personal suficiente y entrenado, sería de gran valor y crucial utilidad para aquel que tenga mucho que perder cuando las llamas se desatan vorazmente sobre sus bienes, pero en materia de extinción de incendio lo que más vale son los primeros minutos y lo que en verdad evita una catástrofe es la prevención.
Un proceso de gestión preventiva, además de cumplir con la legislación laboral, le permite identificar riesgos y necesidades de sistemas y equipos de detección y extinción de incendios y advertir las fallas humanas. Un programa de seguridad y salud; prevención y manejo de emergencia y la concienciación de los mandos medios y supervisión de línea en seguridad y salud laboral hace la diferencia entre el desastre y la seguridad.

*Especialista en Seguridad y Salud Ocupacional

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