Destruir una ciudad para reconstruirla

Destruir una ciudad para reconstruirla

POR EDWARD WONG
BAGDAD, Irak.-
Neutralizar la amenaza proveniente la mezquita del domo verde parecía casi fácil. Los infantes de marina en los polvorientos barrios populosos de Fallujah habían estado recibiendo disparos desde uno de sus minaretes gemelos. Pidieron apoyo aéreo. Una bomba de 250 kilos dio en una torre de azulejos azules, destruyendo una parte característica de la mezquita Khulafa al Rashid, el edificio religioso más venerado de la ciudad.

Como en un sueño febril, esa y otras escenas de destrucción tuvieron lugar la semana pasada en Fallujah ante los ojos de las tropas estadounidenses, los residentes y los reporteros. Para la primera hora del sbado, los infantes de marina y soldados habían arrasado con la mayor parte de la ciudad y arrinconado a lo insurgentes en el sur, dejando detrás edificios bombardeados, autos con agujeros de bala y cuerpos en descomposición.

Esto probó una cosa: Que los estadounidenses son grandioos en destruir cosas. Lo que viene después de la victoria en el campo de batalla ha sido siempre el verdadero problema para ellos durante sus 19 meses en Irak.

Los comandantes dicen que sus objetivos ahora en Falujah son instalar un gobierno y una fuerza de seguridad iraquíes viables, reconstruir la ciudad para recuperar la confianza de los residentes y convencer a los árabes sunitas, que eran la base de apoyo de Saddam Hussein y fueron derrocados junto con él, de que depongan sus armas y tomen parte en un proceso político legítimo. Aunque todo eso parece difícil, es el objetivo final -convencer a los sunitas de actuar como una minoría leal en una democracia- lo que podría ser ser la meta más improbable de la recuperación de Fallujah por asalto.

Funcionarios estadounidenses dicen que si puede hacerse, Fallujah, que ha asumido un estatus casi mítico en todo el mundo árabe por su resistencia, pudiera entonces servir como modelo para el resto de Irak, e Irak como modelo para el resto de Oriente Medio.

Pero dado el historial de los estadounidenses y sus aliados, dicen analistas militares, los objetivos inmediatos en Fallujah parecen ingenuos, si no totalmente inconsecuentes dada la creciente resistencia en todas las regiones dominadas por sunitas de Irak, casi seguramente organizadas por los líderes que huyeron de Fallujah antes de la ofensiva.

«Irak es un problema complejo», dijo Charles Peña, director de estudios de política de defensa del Instituto Cato, un grupo de investigación libertario con sede en Washington. «Nuestro problema es que seguimos haciendo creer a la gente que las soluciones son simples».

«Nuestra acción militar crea otros problemas que nuestras fuerzas armadas no pueden resolver», dijo. «Y no hemos sido muy bueno en arreglar lo que descomponemos en Irak».

Comandantes estadounidenses dicen que no se hacen ilusiones de que la ofensiva de Fallujah los lleve a capturar al militante jordano Abu Musab al-Zarqawi, el hombre más buscado en Irak, o romper la columna vertebral de la insurgencia.

Lo que no reconocen es que tomar Fallujah no los acerca mucho a resolver el problema más intratable de la ocupación: cómo hacer que los árabes sunitas superen sus sentimientos de privación de derechos y acepten el papel de minoría en un estado iraquí democrático.

Los árabes sunitas representan sólo una quinta parte de los iraquíes; tres quintas partes son árabes chiítas y la quinta parte restante son principalmente curdos sunitas. Pero los sunitas dominan la mayor parte de Oriente Medio y han gobernado la regi ahora llamada Irak desde tiempos del Imperio Otomano. Hay pocos signos de que estén dispuestos aceptar un papel servil en el nuevo gobierno.

Al anticipar una democracia, los estadounidenses han señalado en todo momento que preveen que el poder vaya a la mayoría chiíta, y las elecciones programadas para enero son na forma de lograr eso de una manera que parezca legítima. Golpear a Fallujah supuestamente forzaría a los sunitas insurgentes a darse cuenta de lo inútil del conflicto armado y en vez de ello den un giro hacia las urnas.

Pero no es tan fácil convencer a personas con un concepto pequeño de los derechos de la minoría de que una democracia estilo occidental funcionará para ellos. Para que los sunitas acepten este nuevo estilo de gobierno, tendrán que ser convencidos de que sus derechos seguirán siendo respetados por una clase gobernante dominada por chiítas y respaldada por Estados Unidos, y que tendrán cierto poder y autonomía, inquietudes que a un menor grado preocupan incluso a los curdos, quizá los simpatizantes más firmes de la presencia estadounidense aquí.

Los comandantes estadounidenses aquí sostienen sus acciones recientes en las áreas chiítas d Karbala, Najaf y Ciudad Sadr como modelos de cómo la fuerza abrumadora empujó a los rebeldes hacia la política legítima. Fallujah no será diferente, dicen. Pero Muqtada al-Sadr, el clérigo incendiario que encabezó la insurgencia chiíta, tiene todo que ganar y nada que perder al tomar parte en las elecciones. Puede esperar que su organización enormemente popular gane alguno escaños en la asamblea nacional y se vuelva parte del círculo de poder chiíta.

No hay tal esperanza para los sunitas, lo cual es la razón de que el grupo principal de clérigos sunitas, la Asociación de Eruditos Musulmanes, convocara la semana pasada a un boicot de las elecciones. El grupo dice que representa a 3,000 mezquitas en todo Irak y ha sido firmemente anti-americano desde el inicio de la guerra. Sin embargo, algunos sunitas laicos, como el ex exiliado Adnan Pachachi, han recibido con más beneplácito la presencia estadounidense y dicen que pretenden tomar parte en las elecciones.

Instalar un gobierno y una fuerza policial iraquíes y funcionales en Fallujah es un objetivo menos ambicioso, pero parece difícil para los estadounidenses. En la ofensiva, la mayoría de las fuerzas iraquíes ha protagonizado pocos combates reales. Avanzan después de qe los estadounidenses ya han limpiado zonas de insurgentes y tienen asignado registrar edificios.

Algunos parecen desorientados mientras están de pie en un paisaje lleno de escombros, con sus uniformes cafés inmaculados por no haber combatido. Poco ha cambiado desde mayo pasado, cuando la Quinta División Blindada sitió Karbala, y las fuerzas de seguridad iraquíes meramente limpiaron de armas las mezquitas.

En Mosul el jueves, agentes policiales en media decena de estaciones de policía se escabulleron tan pronto como los insurgentes empezaron a disparar sus granadas propulsadas por cohetes y sus rifles Kalashnikov. Hace dos semanas, bombazos y ataques con mortero dejaron al menos 30 muertos en Samarra, sólo un mes después de que las fuerzas estadounidenses arrasaron la ciudad y declararon una victoria total. Un alto oficial militar estadounidense en Bagdad admitió que después de que los estadounidenses partieron, los insurgentes pudieron superar a la policía militar mal entrenada.

En Samarra, los guerrilleros evacuaron antes de que entraran los vehículo blindados estadounidenses, y luego se tomaron su tiempo, que es la mayor ventaja que tiene una insurgencia, porque la fuerza de ocupación en cierto momento tiene que partir. Los insurgentes no necesitan un refugio seguro como Fallujah para esperar. «De hecho, las tácticas maoístas irían en contra de tratar de establecerse en una ciudad y permanecer en ella en esta etapa de una insurgencia débil, y en favor de usar a la población como un mar donde nadar», dijo Anthony H. Cordesman, analista de Oriente Medio del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales.

Es absurdo, añade Cordesman, creer que destruir Fallujah y luego reconstruirla logre ganar apoyo para los estadounidenses y el gobierno interino. Las fuerzas armadas estadounidenses dijeron que ha apartad 100 millones de dólares para reconstruir la devastada ciudad. Pero eso no resuelve el problema mucho más grande del desempleo, ahora de 60 por ciento nacionalmente. Ese es un factor de motivación para que los jóvenes se unan a la insurgencia.

«¿Cuánto dinero y esfuerzo de ayuda realmente se necesita», dijo Cordesman, «para relanzar una economía en vez de proporcionar ayuda de beneficencia para Fallujah?»

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