DOHA, Qatar.- El próximo Mundial de Futbol tendrá, por primera vez, como escenario a un país árabe, Qatar, una pequeña nación, considerada como poseedora de una de las grandes riquezas naturales del planeta.
La escogencia de éste país como sede del Mundial de Futbol 2022, ha levantado polémicas bajo el alegato de que la elección fue amañada, al igual que la de Rusia, Inglaterra, Estados Unidos, y otras, todas dudosas.
El caso de Qatar ha sido muy publicitado, porque la sede la disputó principalmente con los Estados Unidos, representada por el expresidente Bill Clinton, quien perdió la batalla frente al pequeño país árabe, apoyado por la mayoría del comité ejecutivo de la FIFA.
Enfrentarse al imperio conlleva problemas; las campañas negativas han sido constantes, mientras que el Gobierno catarí ha continuado con las labores de construcción de impresionantes estadios de fútbol y una serie de infraestructuras, un desarrollo en general.
Mis repetidas visitas a Qatar me han permitido observar una serie de construcciones importantes, hospitales que parecen verdaderos hoteles, el Museo Nacional de Qatar, con una arquitectura genial, el Teatro Nacional, Conservatorio de Música, fastuosos centros comerciales, complejos de viviendas, en fin, un país que ha generado empleos a casi dos millones de personas procedentes de Filipinas, la India, Pakistán, Nepal, Cuba, África, Europa y Estados Unidos. Las divisas, millones de dólares, que reciben esos países, son importantes.
El Gobierno invierte gran parte de su riqueza en la construcción de una nación moderna, donde los cataríes tienen aseguradas viviendas cómodas, salud, educación e ingresos económicos.
La riqueza llega a sus gentes, lo que no se puede decir de otras naciones petroleras como Venezuela y México, con poblaciones muy pobres, marginadas en educación, salud, alimentos y medicamentos, lo que les han conducido a graves problemas sociales.