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El ataúd  abandonado en el Cristo Redentor

<STRONG>Detalle<BR></STRONG>El ataúd  abandonado en el Cristo Redentor

Mis hermanos y yo acostumbramos visitar frecuentemente el panteón que guarda los restos de nuestros padres en el  deteriorado cementerio Cristo Redentor.  

Todos  los miembros de nuestra familia están advertidos que no deben hacerlo en solitario. Es decir, el mínimo deben ir tres, y siempre incluido un hombre, por temor  a las mil diabluras que puedan suceder, como los atracos y violaciones.

Es lógico sentir temor en un país de poca seguridad, donde matan a cualquiera como beberse un vaso agua por equivocación, por encargo o por lo que venga en gana, imagínense en ese cementerio, donde la primera percepción que se tiene del lugar,  por múltiples razones, es negativa.

Cuando llegan a ese camposanto, las personas  inmediatamente se ven rodeadas por  hombres con machetes en mano y cortadoras de hierbas que ofrecen sus servicios de una manera que intimida y que ponen a cualquiera “chivo”  y con temor de  adentrarse por esos laberintos tan destartalados y sombríos que destilan suciedad, pues  las únicas áreas que permanecen más o menos limpias son las principales, las exteriores. Las demás  son un desastre, pura cloaca.

La visita del domingo pasado no fue nada agradable, pues nos encontramos con un ataúd abandonado en un lugar muy cercano al panteón de nuestra familia.

Si esa caja contiene algún despojo mortal,  realmente no lo sé, pues no nos detuvimos a mirar en su interior, ya que en cierta forma nos impactó, sobre todo a las mujeres. Luego, todos pensamos que posiblemente ese féretro fue desenterrado para colocar a alguien recién fallecido, con o sin consentimiento de sus familiares, pues no es un secreto que también existe gente que roba tumbas. 

Lo que realmente nos sorprendió fue ver ese ataúd, que todavía conserva su color plateado alterado por el óxido a la intemperie, como si fuera algo normal. Lo cierto es que ni los muertos se escapan del irrespeto. Ahora nadie sabe a qué temerle más, si a la muerte o ser enterrado en un cementerio de aquí. Desde hace muchos años es fuerte el rumor de que los féretros son robados después de ser colocados  bajo tierra. Dicen que muchos  familiares optan  por romperlos  para evitar estas violaciones.

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