Es mucho lo que se ha criticado la aparente corriente de simpatía de parte de dominicanos en torno a la figura de Sobeyda Félix, mujer que al parecer es una encantadora de serpientes.
Particularmente, no creo, que la aparente actitud de agrado que han mostrado grupos de personas hacia esta supuestamente lavadora de dinero procedente del narco sea por falta de moral, inversión de valores, ignorancia, etcétera, sino más bien, una repuesta burlona a las confusas acciones de las autoridades que han tenido en sus manos resolver el caso Figueroa Agosto (o Junior Cápsula).
Es una especie de relajo peligroso, un desafío popular con toque cínico, que podría poco a poco, hacer perder -o minar- el respeto de nuestras instituciones llamadas a conservar el orden en el país y el Estado en general.
Lo que sucede es que la gente de todos los niveles sociales, está convencida, o tiene la creencia, de que estos organismos, y la misma justicia, no están transitando por senderos correctos y limpios.
La ciudadanía se siente engañada, mofada, con tantas mentiras y ocultamientos en relación a escandalosos casos de narcotráfico y otros asuntos más, que supuestamente relacionan profundamente a importantes personajes del mundo del poder político, militar, empresarial, etcétera.
En el caso particular de Agosto y Sobeida, se percibe que nunca se sabrá la verdad a fondo y que tampoco saldrá a la luz pública ningún sagrado relacionado al caso.