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“Un barrilito sin fondo”

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¡Que envidia!, ¡cómo me gustaría ser senadora o diputada de cualquier partido para disfrutar de un “barrilito sin fondo”, y así disponer de millones de pesos, gastarlos y repartirlos como se me antoje!.

Que nadie me venga con el cuento de esa palabrita  que ahora está muy de moda “nepotismo”, que aunque  simplemente significa un abuso de quien ostenta un cargo público y lo utiliza para conceder puestos, prebendas, beneficios, a familiares y amigos, la realidad es otra.

Después de todo, hay que ser muy malo, no sufrir remordimientos de conciencia cuando se disfruta de un buen que cargo, “papeando”  mientras que los familiares se comen “un cable” por falta del vil dinero.

Claro está que no se puede exagerar, pues becar a gente que no realiza funciones algunas, que son simples botellas, con sueldos hasta de 120 mil pesos, eso llora ante la presencia de Dios, pues en este país,  la mayoría de la gente trabaja como verdaderos animales ganando una miseria.

Es cierto que los senadores y diputados han sido más conservadores, pues según aquellos informes, los parientes  de ellos no perciben cheques con cantidades mayores de los 30 mil pesos.  Pero el problema está en que esta nómina es mucho más elevada que aquella que tenía el antiguo señor de la luz.

Para fines de banca y “pool” es prácticamente lo mismo, pues hay que agregarle a los “representantes del pueblo” que ellos tienen también el beneficio de exoneraciones de vehículos de marcas tan exclusivas que ahora un Mercedes Benz es un carro de quinta categoría…

Se tiene que ser descarado para exhibir ese tipo de vehículos en un país, donde las calles están llenas de hoyos, gran parte de los carros públicos que circulan por las vías son chatarras, y la gente se está cayendo a pedazos.

Por esto, a mí que nadie me hable de ir a votar en las congresuales, pues no es verdad que   voy a perder mi tiempo haciendo fila y cogiendo grajo, para beneficiar a unos “patriotas” que viven como príncipes. 

Es cierto que unos pocos de ellos  no figuran dentro del barril de la corrupción, pero se cuentan con los dedos de la mano. Particularmente, ya no creo en nadie.  El poder y el dinero cambian la forma de actuar y pensar de la mayoría de la gente, con pocas excepciones.

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