Cuando su célebre abuelo, Luciano Pavarotti, murió, apenas era una niña de siete años de edad. Hoy día, María Cracium Pavarotti es una jovencita de 14 años de edad, que fascina y encanta a todos los que la escuchan cantar canciones líricas difíciles de interpretar, como “Caruso”, “Ti lascio una canzone”, y otras más de ese mismo estilo.

Justo al año siguiente del fallecimiento de su abuelo, María Cracium, una niñita con una voz muy particular, comenzó a incursionar en el mundo artístico con interpretaciones excelentes que le hicieron ganar más de 20 concursos infantiles de la voz, tanto en Italia, como en otros países europeos.

Hija de Cristina Pavarotti, esta niña está considerada en su país natal, Italia, como algo excepcional, una pequeña prodigio, que puede llegar todavía mucho más lejos de lo que hasta ahora lo ha hecho, pues es innegable, que aparte de su gran voz, la pequeña María sabe transmitir emociones fuertes con un talento natural que conmueve, amén del gran dominio escénico que muestra ante su público, que realmente la ama de manera especial.

Es que María Cracium tiene un gran carisma que hace opacar a todos los que comparten con ella escenarios, pero debemos recordar que con todo y sus grandes virtudes artísticas, ella está en un período de transición, cuando las voces cambian. Ha habido niños con grandes voces, verdaderos prodigios, como el español Joselito, que luego -de adulto- perdió, no sólo la voz, sino también todo el carisma que emanaba al público, y por ende, el favor de sus seguidores. Por mencionar otro caso, Luis Miguel también cantó muy bien dese niño. Él fue muy bien manejado durante la transición de voz de niño a adolescente y posteriormente a la adultez. Ojalá que María Cracium siga desarrollándose positivamente, pues su voz es maravillosa, me encanta, y su personalidad es arrolladora. Los lectores pueden disfrutar varias de sus actuaciones, escucharla cantar en videos de Youtube. Se lo recomiendo. Su abuelo, quien nunca la escuchó cantar, hoy estaría súper orgulloso de su nieta María.