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La grave crisis económica que afecta al  mundo ha generado un alto índice de desempleo que en la actualidad afecta a millones de familias dispersas por todos los continentes, que sufren y padecen las consecuencias del desastre.

La estrepitosa caída económica ha originado un drama humano terrible que toca de manera traumática aspectos diferentes en la vida cotidiana de las personas afectadas como la imposibilidad de pagar el alquiler o hipoteca de una vivienda, gastos básicos como el agua, luz, teléfono, alimentos, medicamentos, gas, cuotas de colegios y universidades.

Una buena parte de la población mundial de repente se ha visto obligada a encarar un panorama que bordea lo trágico  en cuanto a cancelaciones masivas de puestos laborales que en Estados Unidos hasta la fecha afecta a más de cinco millones de personas, mientras que en Europa, España tiene el mayor índice de desempleo con más tres  millones de “parados” y así por el estilo.

Algunos países como Inglaterra y Francia han adoptado una política de protección a sus nacionales en torno que los puestos de trabajos existentes dando preferencia en ocupación a los ingleses y franceses, según el país de que se trate, luego, el resto, si quedan algunas vacantes, será para los emigrantes, un colectivo que se supone el más perjudicado en esta crisis.

Es fácil y rápido hablar de cifras sin meditar la angustia y desesperación que pasan las familias afectadas por el gran “paro” laboral.

Cada  desempleado es un ser humano con sus necesidades personales prioritarias.  Por esto, es necesario que conjuntamente con la búsqueda de soluciones al problema, se emprenda una campaña para concienciar a aquellos que no han sido tocados por la crisis a dejar de lado el egoísmo y poner en  práctica un plan de solidaridad  que implique el sacrificio de algún bienestar económico.

En nuestro país  la cifra de desempleados no es tan alarmante como en las grandes naciones.

Lógicamente, es acorde a la cantidad de los habitantes, pero eso no significa que el problema no exista, aunque el actual gobierno se muestre optimista.

Después de todo, este es un país que siempre ha estado en crisis, y esta será una más.

Por décadas la gran mayoría de los  dominicanos han tenido que enfrentarse a múltiples dificultades como la miseria provocada por el desempleo que a su vez incide en una mala  alimentación, educación y hasta en el aumento de la delincuencia.

Hasta la próxima.

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