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Un tiempo especial

La Semana Santa significa para los cristianos un tiempo especial de reflexión acerca de la Pasión y Muerte de Jesús. El Domingo de Ramos, que rememora la entrada del Mesías montado en un borriquito a la ciudad de Jerusalén, dio inicio a las más significativas celebraciones de estos día, a la vez que motivó a los católicos a visitar, más de lo acostumbrado, las iglesias del país, de igual manera que el Miércoles de Cenizas, fecha con la que se inicia la Cuaresma, recordatorio de que: “Polvo somos, y en polvo nos convertiremos.”
La Semana Santa, con sus tradicionales retiros espirituales, procesiones, peregrinaciones, en fin cultos diversos caracterizan estos días al mundo cristiano, muy especialmente a los católicos, aunque en los últimos tiempos en muchos lugares prácticamente se ha convertido en un sinónimo de vacaciones. En estos días los aeropuertos de países, incluyendo muy lejanos, están repletos de viajeros que van de un lugar a otro o dentro de sus mismos países donde buscan recrearse y no precisamente en aspectos religiosos, aunque, a decir verdad, algunos buscan lugares donde puedan dar seguimiento a los cultos de la Semana Mayor.
También en nuestro país, que es eminentemente católico, aunque en los últimos años las iglesias de varias denominaciones cristianas han aumentado el número de sus seguidores, la Semana Santa no es observada tan estrictamente como hace pocas décadas atrás era respetada por todos, con unas tradiciones muy cerradas heredadas del catolicismo español, puesto que la mayoría de los templos dominicanos, sus párrocos provenían de España, las monjas de colegios católicos quienes inculcaban la importancia demasiada ortodoxa de la Semana Santa.
Los retiros, el respeto a los Viernes Santo, cuando había que guardar silencio absoluto, cocinar un día antes, estrictamente no comer carne, vestir con colores discretos, en fin un luto.
A esto le agregábamos la tradición popular, no ir a playa por temor a convertirse en pez.
La música fúnebre, los cines cerrados, salvo los que exhibían la Pasión y Muerte de Jesús, u otras de corte religioso.
Todo un extremismo, similar al actual, pero al revés, pues la Semana Santa muchos la celebran al ritmo de excesivas bebidas alcohólicas, merengues, bachatas, ruidos, una falta de respeto a una comunidad cristiana que desea deferencia a sus creencias y tradiciones religiosas. De todas formas, que Dios nos bendiga y nos proteja donde quiera que estemos.

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