MADRID, España.- Después del intento del referéndum en Cataluña, en todas las regiones de España se ha levantado una ola de sentimientos nacionalistas o patrióticos, de tal forma que las exhibiciones de símbolos patrios, como la bandera, están a la orden del día, al igual que todas aquellas canciones que exaltan a España.
Mientras ese nacionalismo tenga tinte moderado, será inofensivo, malo es cuando se convierte en un sentimiento extremista, fanático, que pueda nublar el entendimiento y las acciones de personas que lo toman de excusa para despreciar, cometer actos de violencia, de intolerancia, contra todos aquellos cuyas raíces, razas, culturas, religiones, sean diferentes a los suyos.
Es posible que en el caso catalán, no en extremo, muchos de los independentistas tengan sentimientos nacionalistas fuertes que les lleva a pensar que ellos son dentro de España superiores al resto de los demás españoles.
Uno los errores de los catalanes es que piensan que pueden desenvolverse sin la dependencia del resto de España, pero no se detienen a pensar que en un 80 por ciento de sus productos donde realmente se consumen es en las diferentes regiones, es decir, quedan dentro de la geografía española.
A raíz de esta crisis separatista, entidades bancarias como la Caixa y Sabadell, han llevado sus sedes sociales a otras regiones de España, por presiones de sus socios e incluso de los clientes, pues en el caso de Sabadell, ellos tienen un millón de clientes catalanes y 15 millones en el resto de España, estos últimos, luego del referéndum comenzaron a sacar sus dineros, lo que podría provocar un corralito económico.
La peligrosa confrontación con el Estado español ha desequilibrado a toda Cataluña, principalmente a Barcelona, donde se ha gestado el movimiento separatista. El turismo, una de sus fuentes principales, ha caído visiblemente, nadie quiere visitar lugares con problemas por más atractivos que ofrezcan.
Los catalanes no separatistas, que son la mayoría, conscientes y asustados por la situación incierta que viven, decidieron manifestarse públicamente marchando por las principales calles de Barcelona, con banderas de España, coreando que ellos son españoles-catalanes.
Mucho tardaron en manifestarse, dicen que por miedo, pues los separatistas han realizado una labor psicológica de rechazo, en contra de todos aquellos que no les apoyen. El presidente de Cataluña, Carles Puigdemont, insiste en que hoy declarará la independencia. ¡Qué locura!