Detalles. El enemigo en casa

Detalles. El enemigo en casa

DOHA, Qatar.- Leyendo los periódicos digitales dominicanos me entero de la triste noticia de una joven, de nombre Cristina García, quien residía junto a su esposo e hijo en una torre de lujo de Santo Domingo, fue asesinada con un arma blanca, un crimen orquestado y llevado a cabo por su doméstica, en complicidad con el concubino de ella.
El hecho sangriento que ha conmocionado a la sociedad dominicana tuvo lugar en uno de los sectores más exclusivos de Santo Domingo, y en principio estuvo rodeado de cierto misterio, pues la torre donde está ubicada el apartamento de la señora Cristina García, cuenta con los más modernos equipos de seguridad, las entradas totalmente restringidas para los visitantes, lo que produjo una serie de especulaciones diferentes en torno a lo que parecía un crimen misterioso, pues la gente comentaba que el asesino, o los asesinos eran del entorno cercano de la joven ultimada, quien al parecer tuvo la mala suerte de encontrar a su empleada doméstica robándole una alta suma de dinero.
Al momento de redactar esta columna, los detalles del hecho sangriento no eran abundantes, pero al menos la policía dominicana ya había informado quiénes eran la autora y su cómplice, e inmediatamente las conjeturas, las suposiciones e hipótesis que lógicamente surgen ante estos casos, dejaron de correr. Este hecho me recuerda otro similar, aunque con un mayor número de víctimas, que sucedió en el sector Evaristo Morales, donde una pareja de ancianos , los esposos José y Teresa Vicioso, fueron asesinados, luego de que su doméstica Lourdes Valenzuela planeara robarles con su sobrina Josefina Santos, y su amante, a quien llaman el “Chulo”.
La doméstica informó a su pariente que sus empleadores tenían dinero guardado en su casa y le sugirió buscar las personas indicadas para robar a los ancianos, los que finalmente murieron asesinados. Sería injusto meter a todas las empleadas domésticas en un mismo saco, pero, como andan las cosas, es mejor ser prudente, y desconfiar. En la mayoría de los casos las domésticas actúan correctamente y llegan a formar parte de una familia, pero, algunas hacen mucho daño.

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