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Desde el surgimiento, hace dos años, del movimiento denominado ¨Me Too¨, han rodado por los suelos el prestigio de hombres famosos, pertenecientes principalmente al mundo artístico internacional, como es el caso del cineasta Woody Allen, el tenor Plácido Domingo, Kevin Spacey, Bill Cosby, Dustin Hoffman, Robert De Niro, y decenas de artistas más.
El movimiento contra el acoso, el abuso sexual, ¨Yo También¨, comenzó a darse a conocer, a tener fuerza, cuando la actriz Mira Sorvino acusó al poderoso productor de Hollywood Harvey Weinstein de hostigamiento, violación sexual, denuncia que luego fue apoyada por actrices de renombre como Angelina Jolie, Uma Thurman, Daryl Hannah, Gwyneth Paltrow, quienes hicieron públicos relatos contra Weinstein similares a los de Sorvino.
Algunas dijeron que el productor cinematográfico las violó, y las obligó a mantener relaciones sexuales, a veces aberrantes, todo un retrato asqueante de un sicópata sexual, un violador en serie con un gran poder dentro de la industria del cine que tenía en sus manos hacer brillar o hundir a cualquier actriz que no aceptara su lujuria carnal.
Brillar en el firmamento de Hollywood nunca fue fácil, el sexo siempre ha estado vinculado al éxito o fracaso de las actrices, sobre todo en las principiantes, tal y como se relata en un interesante documental acerca de Marilyn Monroe, que pone de manifiesto que la hermosa actriz, en sus inicios, para lograr obtener participación en sus primeras películas tuvo que prodigarse sexualmente con muchos productores, directores cinematográficos.
Los malvados de entonces, al igual que los de ahora, fueron verdaderos depredadores sexuales, exigieron a casi todas las estrellas del momento favores sexuales o desaparecer del mapa de Hollywood, un peaje obligatorio.
Muchas terminaron casándose con sus ¨descubridores¨, como Sofía Loren, con su productor Carlo Ponti, no sin antes protagonizar escándalos mayúsculos, pues él era casado, y en esa época, en Italia, no existía el divorcio.
El hostigamiento sexual siempre ha existido, lo han sufrido desde una trabajadora doméstica, de hogar, hasta una alta ejecutiva, aunque a veces, son las mujeres las que seducen a sus jefes.
El acoso sexual no siempre sucede entre personas heterosexuales, entre un hombre y una mujer, sino también en el mundo homosexual, en los casos de personas con poder que son gays o lesbianas, también existen casos de acorralamientos de índole carnal a subalternos.

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