A partir de la Segunda Guerra Mundial, la cultura popular de los Estados Unidos ha predominado en todos los continentes imponiéndose sutilmente a las civilizaciones establecidas durante siglos.
El cine, la música, el baile, la moda, la gastronomía, las festividades, han servido de instrumentos para esparcir el conjunto cultural estadounidense de forma arrolladora penetrando en todos los rincones de la tierra, incluyendo países lejanos, donde imperan sociedades cerradas a la civilización occidental.
Como todo gran imperio, los Estados Unidos, impone tendencias globales dirigidas a campos diversos, orientaciones que en muchos casos han borrado o disminuido lo autóctono de un país.
El idioma inglés es universal, al igual que el rock, el jazz, blue, hot dogs, hamburgers y Coca Cola, Marilyn Monroe, Elvis Presley, Michael Jackson, Frank Sinatra, Madonna, las Barbie, diseños de ropa, arte pop en general y festividades como Halloween, y Thanksgiving Day, se han extendido con fuerza.
Muchos entienden que la “americanización” ha sido un proceso emprendido por los Estados Unidos para proyectarse más allá de sus fronteras, dando nuevos formatos a países en los cuales introdujo una serie de principios sociales, políticos y culturales, como una extensión de esa nación, de tal forma que muchas regiones han perdido su identidad, pues sus sociedades se han desvirtuado, perdiendo hasta características milenarias.
Es difícil encontrar lugares donde se conservan culturas tradicionales, para eso hay que ir a sitios particulares, pues no es lo cotidiano.
Los turistas se sienten decepcionados, pues viajan con la ilusión de conocer civilizaciones diferentes que les permitan disfrutar sensaciones nuevas y en estos tiempos, los territorios que en antaño, desde la lejanía, se observaban como exóticos, diferentes a todo lo occidental, desafortunadamente están en peligro de extinción cultural, han perdido parte de su encanto. Ahora las altas torres de arquitecturas modernas, con fachadas de vidrio, que solo transmiten frialdad, y que pueden llegar a intimidar a aquellos que las observan, han cambiado el panorama de la diversidad cultural mundial. En las calles, en los grandes centros comerciales, predominan las mismas franquicias de ropa de vestir, todo el mundo adaptado a un mismo estilo de moda, salvo en aquellos países radicalizados. La gastronomía popular, invadida por la comida chatarra, pizzas, hamburguesas, Coca Cola… una verdadera globalización cultural.