Detalles:Celos patológicos

Detalles:Celos patológicos

Una vez más, el Día de la no Violencia contra la Mujer se conmemora en un escenario en el que el aumento en el número de feminicidios es preocupante, pues se ha convertido en azote mundial.
Son pocas, por no decir ninguna, las naciones donde los crímenes antes llamados pasionales, no se produzcan con una relativa frecuencia que obliga a buscar medidas nuevas, o al menos paliativos, para disminuir este tipo de asesinato. Desafortunadamente, la República Dominicana es uno de los países de Latinoamérica con más alto número de feminicidios, los cuales, en su mayoría, son cometidos por hombres de escasos recursos económicos. En muchos lugares siguen los mismos cánones antiguos del machismo que considera a las hembras como una propiedad de los varones, como si de una esclava se tratara, cuyos amos tienen hasta el derecho de quitarles la vida.
Esto no solamente ocurre en sociedades cerradas que no avanzan en el tiempo, estancadas en sus creencias y tradiciones arcaicas, sin aperturas a nuevas ideas, razonamientos y realidades, sino también en comunidades civilizadas, modernas, en las que los conceptos acerca de la mujer son diferentes. En nuestro país, en lo que va de año, unas 65 mujeres han perdido la vida violentamente. La tragedia familiar es inmensa, y en casi todos los casos hay un ingrediente especial alejado de la educación machista hogareña, y de la creencia de la supremacía de los hombres por encima de las mujeres. Los celos son un factor decisivo para llevar a cabo los feminicidios, pues este sentimiento deteriora la mente, lleva a muchos hombres a fijaciones, ansiedades, y a la locura que termina en tragedia. Los celos patológicos solo se combaten con razonamientos, con ayuda de profesionales de la psicología humana y la educación.
Desde la niñez, hay que dejar claro a los varones que ellos no son dueños de sus compañeras sentimentales y que cuando alguna decide romper una relación, el hombre dignamente debe dejarla continuar su camino libremente, como lo hacen la gran mayoría de las mujeres a quienes los hombres abandonan a diario, muchas incluso con varios hijos en común.
También a las mujeres les duelen las infidelidades de sus parejas, sus alejamientos definitivos, pero son más civilizadas, y aceptan con mayor temple las separaciones; aunque con mucho dolor, las asumen de manera razonable, no siendo violentas, salvo pocas excepciones aferradas patológicamente a relaciones sentimentales rotas.

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