MADRID, España.- Con el fallecimiento de José José, los amantes de la canción romántica de hispanoamérica han perdido a uno de sus mayores ídolos, a un cantante, a un artista excepcional, cuyas canciones inolvidables de amor y desamor predominaron durante décadas,
José José, fue dueño de un hermoso timbre de voz, un excelente instrumento musical, de impecables interpretaciones, un fenómeno del canto popular. Todo un orgullo de México, que siempre lo tuvo como el mejor de sus intérpretes románticos.
El 2019 será recordado, entre otras muchas cosas, por las muertes de dos grandes cantantes en español José José y Camilo Sesto, otro admirado intérprete de temas románticos. Los dominicanos también añoramos a nuestra querida Luchy Vicioso, una artista al nivel de los ya mencionados, una gigante de la interpretación romántica, otra fuera de serie, que desgraciadamente, fue un consumo nacional, con todas las condiciones de una cantante internacional, ella reunía todos los atributos de las estrellas, menos, la ambición.
En cuanto a José José, en su juventud llevó una vida muy alocada, envuelto en drogas y alcoholismo, dos vicios, que afectaron sus cuerdas vocales, disminuyendo su calidad interpretativa.
Luego de altas y bajas, continúo con su carrera artística, pero, ya no era lo mismo de tiempos atrás, aunque, la gente seguía pagándo por verle actuar, apoyándole para que se levantase definitivamente, y cuando lo hizo, ya había perdido su tesoro, su magistral instrumento musical, su voz.
Sus adicciones acabaron su vida artística, sufrió mucho, por lo que merece descansar en paz, al igual que Camilo Sesto, cuyas cenizas, todavía, no están en un lugar definitivo. Su hijo, Camilín, quien ha heredado millones de euros, todavía no ha decidido dónde se guardarán o se esparcirán para siempre. Mientras, Camilo Sesto ya es polvo, su hijo disfrutará de 400 mil euros anuales, por concepto de autoría y composición de canciones de su progenitor, sin haber dado ni un “golpe de karate”.
Según, la propia madre de Camilín, su hijo sufre problemas de alcoholismo y psicológicos.
Ojala, sepa emplear bien, la fortuna heredada, y recuerde las palabras que en una ocasión dijo su padre: “No me gusta la ostentación porque todo lo que brilla por su suntuosidad es una ofensa para quien no tiene nada”. Estas palabras deberían aplicárselas muchos nuevos ricos dominicanos, maestros de las ostentaciones, poseedores de riquezas malhabidas.