MADRID, España.– Tal y como muchos sospechaban, la manifestación en Barcelona, en contra del terrorismo yihadista, fue acaparada por un alto número de independentistas nacionalistas para una vez más, propugnar una Cataluña separada de España, una intención que puede llegar a convertirse en realidad, que confronta y divide a la sociedad catalana, en la disyuntiva de ser o no ser español.
La marcha, que en principio tenía la finalidad de mostrar sentimientos de indignación y rechazo a los actos aberrantes acontecidos en Las Ramblas, se convirtió en una plataforma pro secesión catalana, que alegremente abucheó la presencia del rey Felipe VI, a quien consideran junto al Gobierno español de “hipócritas”, alegando que venden millones de euros en armas a países árabes.
Dirigentes de partidos independentistas vinculan la Corona y el Gobierno con la violencia en Oriente Próximo, asegurando que de esta forma, no se puede hablar de paz, pues las ventas de artefactos bélicos, fomentan las guerras, el terrorismo. Recientemente, Estados Unidos vendió armas a Qatar, por una millonaria suma de dinero, al igual España a Arabia Saudí.
Con los actos criminales en Barcelona, muchos españoles pensaron que los catalanes se olvidarían, al menos por un tiempo, de celebrar el próximo primero de octubre un referéndum, con la pregunta ¿Quiere que Cataluña sea un Estado independiente en forma de república?, pero, ha sido todo lo contrario, pasado el luto, los secesionistas no ceden.
El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, insiste en que si ellos logran mayoría de votos en dicho referéndum, automáticamente, de manera unilateral se independizan. Si esto llega a suceder, se generaría una situación extremadamente peligrosa, pues el Estado español, como es lógico, no lo permitiría, por considerarlo inconstitucional, ilegal. Si hay resistencia, desobediencia, las cosas pueden tornarse negras, el Gobierno tratará de tener el control, ejerciendo una autoridad acorde a la situación reinante, justo en momentos en los que toda Europa corre el riesgo de frecuentes ataques yihadistas, donde la unión del mundo occidental es vital, sin enfrentamientos internos regionales innecesarios. Ojalá que la mayoría de los catalanes lo entiendan, en lugar de buscar separarse, de manera obsesiva de España, algunos por considerar que tienen “una gran nación”, que puede administrarse sola, y otros por soberbia, prepotencia, por tener la creencia que ellos son superiores a los demás españoles. Les sería mejor buscar soluciones a tantos problemas que tienen.