Detalles Emely Tueni emelytueni@hotmail.com

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En los Estados Unidos y Europa existen movimientos de padres que, equivocados o no, se niegan a que sus hijos sean vacunados contra enfermedades algunas de las cuales actualmente han sido erradicadas en muchas naciones. Ese es el argumento que algunos progenitores alegan para no permitir que su prole sea inmunizada. Un ejemplo es la poliomielitis, una enfermedad infecciosa que hace unas décadas afectó a miles de niños, causando muchas muertes o dejando daños con parálisis grave de por vida.
Ante este panorama de negación que está en crecimiento, los pediatras recuerdan e insisten la importancia de vacunar a los niños, pues les protege de una serie de enfermedades como el tétano, la difteria, la varicela, la hepatitis, hepatitis B, sarampión y otras.
Sin embargo, algunos padres están aferrados a la idea de que las vacunas pueden resultar un arma de doble filo, alegando que se han producido casos en los que los daños han sido mayores que la prevención, recordando que no todos los organismos son iguales.
Ellos se basan en que hoy día, existen una serie de enfermedades que años atrás no eran frecuentes, y ahora tienen mayor presencia por culpa de las inmunizaciones. El número de padres que se niega a vacunar a sus hijos es respetable, de tal forma que la instituciones de salud se han visto obligadas a realizar campañas para desmontar la creencia de que las vacunas son dañinas y que son las causas de muchas enfermedades infantiles.
Los médicos dicen que todas estas suposiciones no tienen fundamento alguno, que es lo contrario, pues las vacunas han salvado la vida de millones de infantes, aunque reconocen que algunos niños han sufrido reacciones negativas al ser inmunizados. Ante esta situación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta que de no vacunar a los infantes en pocos años reaparecerían las enfermedades que habían sido erradicadas. La OMS insiste en que el agua potable y las vacunas son las dos estrategias que más vidas han salvado en este planeta.
Los miedos y los prejuicios de algunos padres, entre ellos los naturistas, quienes están convencidos de que las vacunas son un gran negocio de los laboratorios farmacéuticos y que muchas enfermedades de años atrás ahora no son tan peligrosa, debido a que existe una mayor higiene general, y que también pueden curarse con medicamentos naturales. De todas formas, en diversos países la vacunación es obligatoria y gratuita.

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