El inicio de Semana Santa, con el Domingo de Ramos, transcurrió en este país con un matiz especial: el anuncio de la captura y posterior apresamiento en una ciudad alemana del hombre que hace cuatro meses declaró ilegalmente a Cataluña como territorio independiente de España.
Al momento de la detención, muchos españoles estaban viendo la transmisión en directo de la solemne misa en la Basílica de San Pedro, en Roma, oficiada por el Papa Francisco quien enviaba palabras especiales a la juventud mundial. Los medios de comunicación, las redes sociales informaban la captura en una ciudad alemana del expresidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, prófugo de la justica española.
A partir de la confirmación del hecho, todo el país se mantuvo atento a las incidencias, y a decir verdad la gran mayoría de la gente mostró su agrado por la detención de este hombre acusado entre otras cosas de rebelión y alta traición a España, quien luego de haber declarado, ilegalmente, la República Catalana, huyó a Bélgica, radicándose en la ciudad de Waterloo, de donde mantenía y dirigía una campaña internacional en contra de España.
Puigdemont y sus cómplices, en el llamado Proceso Independentista, posiblemente son los personajes más odiados en todo el territorio español, unos 40 millones le repudian por el hecho de querer romper a España, pero, hay dos millones de catalanes que les apoyan y otros dos millones más, que no, y un Estado que no piensa regalar su territorio. El apresamiento de Puigdemont ha movilizado en Barcelona a sus simpatizantes, quienes convirtieron el Domingo de Ramos en un día de enfrentamientos violentos con los mossos de escuadras, que podrían continuar en los próximos días. Posteriormente, ya los ánimos de los independentistas estaban calientes con la orden de prisión de varios políticos importantes protagonistas de la declaración de independencia.
Mientras en Barcelona los independentistas y los no independentistas, mitad y mitad, se agitan y toman las calles, en el resto de España la vida continua tranquilamente, en medio de procesiones, en todas las regiones. La Semana Santa en Sevilla, Málaga, son famosas a nivel mundial. La capital española también se distingue por decenas de procesiones. Otros se van de vacaciones, unos siete millones se han movilizado, los medios de transporte, aviones, trenes, autobuses no tienen suficiente cupo para tantas demandas.