Videos perturbadores

Videos perturbadores

 

Los vídeos que circulan de asaltos diversos en las redes sociales perturban emocionalmente a muchos dominicanos, sobre todo a aquellos que son altamente sensibles a presenciar directa o indirectamente casos trágicos.
Enviar estos tipos de vídeos violentos se está convirtiendo en algo cotidiano. Se entiende que la práctica se realiza sin intención de asustar a la ciudadanía, sino simplemente como un bien social, de prevención de actos delictivos que nos rodean, pero, aunque estén bien intencionados no es saludable bombardear día, tarde y noche con imágenes desagradables que, amén de enojarnos por impotencia, también inquietan, atemorizan y, poco a poco, nos autoimponemos medidas cotidianas que atañen a la libertad individual, como por ejemplo optar por recluirse en los hogares, salir sólo para lo necesario por temor a sufrir un ataque insolente, por un mísero celular, una cartera o simplemente unas gafas que los asaltantes consideren de valor alguno.
Son muchos los dominicanos que no desean recibir las filmaciones de atracos, de muertes, en fin de violencias e incluso hasta los mismos noticiarios se rechazan, pues nadie quiere que se le perturbe constantemente con situaciones tan desagradables que a veces involucra sentimentalmente en demasía a las gentes.
Casi todos los países tienen sus propios problemas. El terrorismo llena de horror los medios de comunicación, más perturbador es cuando la violencia producto de la delincuencia te roza de manera cercana y afecta a personas que muchas veces son familiares o amigos. Pocos transitan a pie, ni siquiera una cuadra, pero, ya lo sabemos,y no deben las acciones delictivas en convertirse en una psicosis, pues dañaría nuestra mente y viviríamos en una constante zozobra.
La situación actual no podrá continuar por mucho tiempo, el pueblo reventaría. Las medidas para atajar las acciones antisociales, todo el mundo las conoce, mano dura con todos aquellos que han tomado la delincuencia como profesión. No se puede tener miramientos favorables con los atracadores de todas índoles. ¡Que se pudran en la cárcel! Un grupito de malhechores no pueden mantener en ascuas a todo un país tan hermoso, con una naturaleza envidiable, alegre, simpático, solidario y, sobre todo, humano.

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