Un alto número de dominicanos tienen la percepción y la preocupación de que nuestro país está siendo invadido pacíficamente por una avalancha de ciudadanos haitianos, quienes incluso, según informes, han sustituido en varias ciudades fronterizas a los dominicanos.

Según el director general de Desarrollo Fronterizo, Miguel Bejarán, en los últimos censos que se han realizado en dicha zona, Dajabón, Baoruco, Independencia, Perdenales y otras, actualmente el mayor número de habitantes procede del país vecino, y el 80 por ciento de los estudiantes de las escuelas de esos lugares son haitianos.

No sólo la presencia demasiado alta de haitianos se observa en esa parte del país, sino en todo el territorio nacional, pues después del ciclón devastador que Haití sufriera en el 2010, los haitianos han abandonado su patria huyendo de una miseria absoluta a diversos lugares, no sólo a República Dominicana, que es su vecina, sino también a lugares más lejanos.

El problema de la haitianización de República Dominicana y sus futuras consecuencias recaerá en varios hombros, principalmente en los últimos gobiernos. Esos que han permitido el ingreso masivo de haitianos, que entre otras cosas, saben perfectamente de la mafia que opera en la frontera domínico haitiana, y nunca han dicho nada. En los industriales, empresarios de la construcción y de otros asuntos, que ven en los haitianos, una forma de ejercer, lo que ahora llaman “la nueva esclavitud”, pagándoles miserias por trabajos que pocos quieren hacer como la recogida de vegetales y frutos en los campos, obreros en las construcciones, sirvientes etcétera. En cuanto a los haitianos y, para ser justos, nadie quiere irse de su país, solamente se desprenden de sus tierras, de sus raíces, salvo algunas excepciones, las personas que atraviesan situaciones fuertes ligadas a la pobreza, a situaciones caóticas, la desesperanza, como les sucede a los haitianos, que su único pecado es que andan buscando en países vecinos, y en otros lejanos, lugares donde puedan vivir, aunque los exploten, ganar un poco de dinero.