Detalles. José Gómez, hombre de fe

Detalles. José Gómez, hombre de fe

José Gómez fue posiblemente el más importante empresario artístico del país. Él desarrolló su trabajo en una época cuando en nuestro país era difícil llevar a cabo su profesión, pues no contaba con una serie de instrumentos necesarios, como buen apoyo económico, para llevar a cabo las labores de contratar, promover, organizar espectáculos de artistas nacionales e internacionales, que hoy día tienen otros de sus colegas más jóvenes, quienes, con el transcurrir de los años, le desplazaron en cuanto a su supremacía como apoderado artístico.

Pese a su descenso, José Gómez nunca se retiró como agente artístico, aunque con el devenir de los años sí disminuyó notablemente sus contrataciones, que más bien realizaba con artistas locales, salvo en algunas ocasiones en las que estuvo involucrado con actuaciones de internacionales.

Fue un hombre de carácter fuerte, que no se tambaleaba cuando las brisas del complejo y riesgoso oficio de agente artístico no soplaban a su favor, y durante años mantuvo su oficina con el mismo espíritu aguerrido que le caracterizó durante las décadas del 1970 y 80, cuando presentó en el Madison Square Garden, de Nueva York, un gran espectáculo con actuaciones de las más importantes orquestas y grupos musicales del país.

La flor y la nata de los artistas criollos fue contratada por José Gómez: Rafael Solano, Niní Cáffaro, Freddy Beras Goico, Rafael Colón, Félix del Rosario, Luchy Vicioso, Tirso Guerrero, Pipi Franco, Primitivo Santos, la juvenil Jazmín Objío y, otros destacados.

Además, tuvo el privilegio de firmar a artistas españoles que iniciaban su vida artística como baladistas modernos, alejados del tradicional folklore musical de la Madre Patria, como Raphael, Julio Iglesias, Joan Manuel Serrat, Danny Daniel, Juan Bau.

Una de sus contrataciones más importantes fue la del mexicano José José, considerado en esos momentos como el mejor intérprete de la canción romántica de habla de hispana.

La última vez que tuve una conversación con José Gómez fue en torno a la polémica de los premios Casandra y el cambio de nombre a Soberano. También recordamos con agrado la época cuando éramos jurado de los prestigiosos premios artísticos El Dorado, presidido por el maestro José Delmonte. José Gómez fue un hombre de una gran fe religiosa, solía visitar frecuentemente el cuarto de oraciones de la Casa de la Anunciación, donde escuchaba, todos los sábados, la misa de 6:00 de la tarde. ¡Paz a sus restos!

 

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