MADRID, España. La gente de mi generación se ha visto obligada a “aceptar” o al menos, tolerar, cambios bruscos de comportamientos en la sociedad mundial, originados principalmente en los países más ricos del primer mundo, que a su vez, se los han impuesto directa e indirectamente a los demás.

Nuevas costumbres, entre ellas, el matrimonio gay, los vientres de alquileres, las adopciones de niños de parejas homosexuales, cambios de sexos, las eutanasias de adultos, y ahora, la infantil, que ha horrorizado a muchos, quienes observan cómo se manipulan, se vulneran, las vidas de los más indefensos como son los ancianos y los niños.

Bélgica pasará a la historia como primer país del mundo que permite la eutanasia infantil, sin límite de edad, pues su Parlamento Federal aprobó esta ley con un total de 86 a favor, un 44 en contra y abstinencia 12.

La ley indica que serán los menores los que podrán decidir si desean o no, que se le practique el suicidio asistido. Yo me pregunto, si un niño recién nacido, o de pocos años, tiene conciencia para decidir si vive o no.

Además, que los niños tengan la capacidad de discernir. Pero bueno, y es que caemos en lo mismo, porque ¿cómo un menor puede hacerlo?. Es una estupidez pensarlo. Lo que sucede es que tienen que tener los suficientes argumentos y adornarlos, para que esa imposición legal, de suicidios infantiles asistidos, les caiga bien a la gente y la acepte.

Aunque la ley indica que es solamente aplicable para niños con enfermedades terminales, sin esperanzas de curas y, que tengan muchos dolores, entre otras cosas, nunca se sabe cómo algunos padres y doctores la interpretarán, pues al final, en la gran mayoría de los casos, serán los progenitores y los médicos quienes decidirán las vidas de los menores.

Con esta ley, hasta muchos padres que estarán hartos de cargar con las enfermedades de sus hijos, podrán aprovecharse para hacerlos desaparecer de este mundo legalmente. Nadie dude nada, en esta sociedad universal tan vil, que no quiere a los ancianos desvalidos, ni a los niños enfermos, les molesta que vivan, que se invierta en ellos dinero de la seguridad social de esos países ricos, cuyos padres no los aman, son estorbos en sus vidas, al igual que muchos de sus mayores a quienes también les practicaron la eutanasia.