MADRID, España.- De regreso a esta ciudad, ya algo descansada de las incomodidades que conllevan los viajes aéreos de largas horas, y estando dentro del apartamento donde resido, me dispuse a encender el televisor en busca de noticias y me detuve en el canal 2, Radio Televisión Española, porque justo en esos momentos pasaba un reportaje realizado en el barrio Los Barrancones de Baní, un lugar de enorme pobreza donde varias hermanas carmelitas llevan a cabo un extenso programa social digno de todos los reconocimientos.
Como es lógico, presto atención especial a todo reportaje acerca de mi país, sobre todo cuando se transmite en un país extranjero, y en esta ocasión particular, debo reconocer que nunca antes, y me imagino que igual que yo muchos dominicanos (salvo aquellos que residen en Baní), había escuchado el nombre del barrio de Los Barrancones de esa ciudad del sur, y mucho menos lo que sucede en ese lugar, que según el programa emitido es un sitio muy peligroso, con una delincuencia elevada, donde los habitantes viven angustiados entre sus problemas económicos cotidianos y la violencia callejera que les desgarra.
Viendo el reportaje me pregunte si vale la pena que la Secretaria de Turismo de nuestro país se gaste un dineral en anuncios internacionales ofertando a República Dominicana, cuando un simple reportaje a través de una emisora tan poderosa como RTVE muestra una realidad tan diferente de un paraíso terrenal, un barrio deprimido por la pobreza, similar a muchos otros, y detalla que en República Dominicana viven casi 11 millones de personas, con más de tres millones en el umbral de la pobreza, que están más allá de los resorts turísticos, la vida diaria de los que menos tienen y peor la pasan, la cara B del Caribe…
De ninguna manera el reportaje ha tenido intención de dañar la imagen internacional de República Dominicana, simplemente busca sensibilizar, buscar apoyo, mostrar la labor de unas hermanas carmelitas, misioneras españolas, dominicanas y una haitiana, quienes se han convertido en rayo de luz y esperanza para esa gente, realizando una amplia labor social, enseñando a mujeres oficios como costura, trabajando en el dispensario médico, educando en Los Barrancones, que tiene una iglesia, iniciada en 1992, nunca terminada, pero que siempre luce llena de feligreses.
Es una labor maravillosa que debemos agradecer a las Hermanas de la Virgen María del Monte Carmelo.