Madrid, España.- La primavera recién acaba de llegar, pero solo en el calendario, pues las temperaturas han bajado lo suficiente para provocar un tiempo invernal, que en esta ciudad sólo la ha calentado la llamada Marcha de la Dignidad, en la que se reunieron, según muchos informativos, dos millones de personas, aunque el gobierno afirma que fueron muchas menos.

Es cierto que en los últimos tres años la capital se ha convertido en el lugar preferido de los españoles, para protestar, por los millones de desempleados, los recortes sociales, principalmente en salud, educación, y los desahucios que han dejado sin hogar a decenas de miles de personas.

Mientras el ex presidente de esta nación, el muy querido Adolfo Suárez, agonizaba en su lecho de muerte, millones de sus conciudadanos provenientes de diferentes puntos de esta nación, en una gran concertación de gente llegaban a Madrid en un encuentro en Atocha donde la mayoría se fundió en abrazos para luego proseguir decididamente su marcha a la Plaza de Colón, dejando así descansar a Sol, que se ha convertido en el habitual punto de manifestaciones populares, pese a que es unos de los lugares más visitados por los turistas .

Se podría decir que ésta última concentración es muy posible que haya dejado una gran preocupación en el seno gubernamental, ya que podría convertirse en un preámbulo de situaciones peligrosas, pues ha dejado claro el poder de los manifestantes quienes han movilizado a toda España bajo consignas diversas, pero todas, con una misma finalidad, demostrar a sus gobernantes, especialmente al presidente Mariano Rajoy, lo hartos que están de todas las situaciones de infortunios que atraviesan, como el no tener empleos, perder sus viviendas, recortes médicos, medicinas, educación, pero, a la vez, la impotencia de nuevos impuestos y el azote de la corrupción.

Esta protesta fue pacífica, hasta que llegaron a la calle Génova, donde está situada la sede principal del Partido Popular.