El tiempo de Navidad es, de las épocas del año, uno de los más propicios en los países subdesarrollados como el nuestro para poner en práctica aquello de “pan y circo”, una fórmula efectiva para entretener, mantener embobada a la ciudadanía de mayor carencia económica, para que aquellos más vivos sigan chupando la vaca nacional sin que ningún mugroso les moleste.
Este año, el pan y el circo han dado tremendos resultados, al menos aparentemente, ya que en el país mucha gente recibió raquíticas cajitas de Navidad, dicen que circuló buen dinero y, en algunos lugares les montaron presentaciones artísticas merengueras, bachateras y de otros ritmos, que han mantenido a la población dominicana y a la extensa extranjera, demasiado contenta, al punto que algunos dicen que han sido “las mejores” navidades de los últimos años, pues los bolsillos los llenaron de “duartes” , de tal forma que una de las principales cadenas de supermercados decidió extender sus horarios de ventas 24 horas de corrido, todos los locales lucieron repletos de compradores que adquirieron como nunca antes montones de los artículos que se consumen en Navidad.
Tanta abundancia confunde, pues la mayoría proviene de acciones poco limpias, como el narcotráfico, el lavado, corrupción en general, sueldos de millones de pesos a funcionarios gubernamentales, comunicadores, periodistas que reciben sumas de dinero increíbles (nos referimos a millones), simplemente por aupar al gobierno de turno. Lo triste de esto es que la ciudadanía piensa que muchos de ellos son honestos y no perciben que esas “palomitas” son buitres, verdaderos lobos de la corrupción, que impiden que la gente vea con claridad todo lo que sucede en nuestro país, las situaciones complicadas… que dejan de informar la verdad a cambio de grandes sumas de dinero.
Algunos de ellos, hipócritas de alto rango, hacen sus ataques al Gobierno y a su gente no por amor a su país, o a su gente, por sensibilidad social, sino por puro chantaje para lograr recibir todos los millones del mundo que les permitan vivir como grandes magnates de la comunicación.
Mientras la “abundancia” prosigue, el pueblo, el verdadero, el que es mayoría, se ha matado en largas y tediosas colas, recibiendo hasta golpizas, empujones, tiraderas de greñas, por una mísera cajita navideña. ¡Un gran espectáculo!, una función que superó con creces el “pan y circo” aplicado por los antiguos romanos, todo para alegría de los arriba mencionados.