MADRID, España.- Cuando hace un par de años, en Santo Domingo restauraron varias calles de importancia de la Zona Colonial, colocaron entre las aceras peatonales y las vías de circulación de vehículos, una especie de pilotillos de hierro, como un resguardo a los peatones que caminan por el lugar.
Pienso que esos pilotillos, fueron situados, simplemente, porque las calles de dicha zona colonial, son estrechas, y de esa forma, los transeúntes no tendrían el temor de ser golpeados por vehículo alguno, no por maldad, sino por error, fallo humano o cualquier otra cosa, pues gracias a Dios República Dominicana no tiene ningún tipo de problemas con el terrorismo yihadista.
Ahora, con los atentados en Cataluña, principalmente en Barcelona, he pensado mucho en esas especies de barreras, las cuales en momentos determinados, realmente salvan vidas, y son actualmente, en España, motivos de debates acusatorios, pues se cuestiona el hecho de lugares frecuentados por miles de turistas y locales, como Las Ramblas, no tenía resguardo alguno, cuando meses atrás se le había avisado a la alcaldesa de Barcelona, Ana Colau, de un inminente acto terrorista en su ciudad.
Como siempre, en cualquier lugar del mundo, cuando nos roban, es que ponemos candado. A partir de este fatídico atentado, es cuando lugares emblemáticos en Madrid y en otras ciudades colocan grandes maceteros como muros de contención a cualquier vehículo conducido con intenciones malévolas.
Barcelona, una de las tres ciudades del mundo más visitada, es también de España con mayor riesgo de radicalización de musulmanes, increíblemente, más que Andalucía, territorio que durante ocho siglos estuvo dominado por los musulmanes, y cuyas ciudades Málaga y Armería, están en la mirilla terrorista, pues es necesario recordar que el llamado Estado Islámico, en varias ocasiones, ha reiterado que la Jihad tiene que recobrar Al-Andalus, (Andalucía), que en la Edad Media formó parte del califato islámico, hasta que en 1492, los Reyes Católicos, Fernando e Isabel, reconquistaron al reino de Granada, a partir de ese entonces, comenzó la expulsión en la Península Ibérica de musulmanes y judíos. Con ese cuento, y apelando al patriotismo, a su religión, y otros asuntos, el Estado Islámico, capta miles de jóvenes provenientes de diferentes lugares, principalmente marroquíes, muchos de ellos han sido radicalizados en Francia, Bélgica, España, Alemania… Los yihadistas aglutinan jóvenes fanáticos convertidos en asesinos terroristas.