En nuestro país, el fallecimiento de personas en el interior de vehículos por inhalación de monóxido de carbono no es una realidad frecuente, a diferencia de otras naciones como Estados Unidos, donde el número de muertes por esta causa es elevada.
Luego del deceso de Regy, Dohanilly Contreras y la niña Lía Pérez, la sociedad dominicana no sólo está conmovida por este triste suceso, sino que también se siente preocupada, alarmada al saber que a cualquiera le puede pasar esta misma tragedia, que muchos piensan que solamente puede suceder en un vehículo, pero la realidad es que ese mismo riesgo lo representan también los calentadores caseros, las estufas de leña, el humo del tabaco, máquinas de combustibles, el humo de todo tipo, etcétera.
Hay personas que han fallecido simplemente porque aparatos caseros, como aires acondicionados, que aparentemente no presentan peligro alguno de riesgo para la salud humana, han tenido fallos en sus sistemas de funcionamientos que no han podido detectarse a tiempo.
Se deben chequear los vehículos con los que nos transportamos de un lugar a otro, pero no puede ser algo obsesivo, porque de lo contrario indirectamente entraríamos en un estado de pánico, un temor que agita los nervios. La prudencia nunca estará de más, pero, con tranquilidad. No tenemos que pensar que nos va a pasar a todos.
De todas maneras, cuando ocurren estos tipos de muertes, se debe investigar los motivos por qué los vehículos afectados no tienen catalizador que reduce el monóxido de carbono, Puede ser un descuido, desconocimiento del tema, que es lo que sucede con la mayoría de la gente, pero también puede ser una manera de hacer daño silenciosamente a determinadas personas, los perversos andan por doquier. Todo es posible en la Viña del Señor.
Los informes locales señalan que más de un 80 por ciento de los vehículos en nuestro país no tienen catalizadores. Los mecánicos aseguran que es una pieza muy cara, y que algunas personas la usan para realizar diversos implantes. los delincuentes inventan de todo para engañar y conseguir dinero, nadie puede sorprenderse de nada.
Imagínense que unos cuantos bárbaros se han robado hasta los cables de acero de algunos puentes poniendo en peligro la vida de miles de personas, y 20 mil diabluras más han hecho.