Desde la llegada de Nicolás Maduro a la presidencia de Venezuela, en el 2013, alrededor de cinco millones de sus compatriotas se han visto obligados a abandonar su país debido a los diversos problemas que afectan a esa nación sudamericana donde la carestía de alimentos, medicinas y otros artículos de primera necesidad es un calvario visible, auténtico, que sufren a diario los ciudadanos de todas las esferas sociales, principalmente la más pobre.
El éxodo de cinco millones de personas es una cifra que se dice en un segundo, pero es un número de gente muy alto, es prácticamente la población entera de muchos países, ciudades conocidas como Dominica, la ciudad de Barcelona, con todos sus municipios. Esto significa que los venezolanos en el exilio, todos juntos, pueden formar un país. Solamente en Colombia, la llegada de venezolanos ha sido un verdadero impacto social, al igual que en muchas otras naciones latinoamericanas, además de Europa, específicamente en España hay unos 400 000.
Venezuela atraviesa una situación de inestabilidad política que ha repercutido en toda la sociedad, agudizando la crisis económica. Un panorama difícil y peligroso. Un enfrentamiento desigual entre los militares de Maduro, y los seguidores del proclamado popularmente presidente Juan Guaidó, quien se juega la vida en esta lucha por sacar del poder a un hombre, quien según la mayoría de los venezolanos es un dictador. Ha gobernado en base a decretos, y al terror de los fusiles, disfrazado de populismo, de oveja mansa, cuando en verdad es un lobo, que ha propiciado la corrupción, pues para mantenerse en el poder ha repartido mucho dinero del pueblo venezolano a militares y civiles que son sus lacayos, y son los que salen a las calles a defender lo indefendible.
Venezuela es un país muy querido por los dominicanos, quienes no olvidan que fue la nación que acogió a nuestro padre de la patria, Juan Pablo Duarte, quien murió en el exilio en Caracas.
Durante años, Venezuela ha sido uno de los países más escogidos por dominicanos para emigrar. En estos momentos, toca a nuestro país, a nuestra gente, devolver los favores recibidos a nuestros hermanos venezolanos, que están viviendo momentos oscuros de su historia, de su existencia.
Los venezolanos en el exilio abrigan la esperanza de que Juan Guaidó pueda ejercer como mandatario y propiciar unas elecciones libres, sin ningún tipo de trampas, de mañas, como suelen hacer aquellos presidentes que desean perpetuarse en la famosa “sillas de alfileres”, como Nicolás Maduro.