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Acoso, temor e impotencia

<STRONG>Detalles<BR></STRONG>Acoso, temor e impotencia

Acoso, temor e impotencia son las sensaciones que sienten los conductores de vehículos, sobre todo las mujeres, cuando transitan por las caóticas calles y avenidas de Santo Domingo, al enfrentarse diariamente debajo de los semáforos con  vendedores ambulantes apabullantes,  “limpiadores de vidrios” necios, inválidos insistentes y ahora, niños haitianos limosneros muy agresivos.

El solo hecho de manejar un vehículo en la capital es una odisea originada en principio por un  excesivo tránsito  de automóviles por calles y avenidas que no fueron diseñadas ni construidas para esta alta demanda  que produce atascos continuos e interminables, amén del irrespeto a las señalizaciones, principalmente aquellas que indican “una vía”. Encima de todas estas dificultades, la situación se agrava en las paradas obligadas por los semáforos de importantes esquinas, cuando los conductores son muchas veces abordados de manera agresiva por adultos y menores  que se han adueñado de importantes espacios p Mientras,  las autoridades competentes no hacen nada por arreglar esta situación enojosa, más bien se hacen “de la vista gorda”, y cuando se les cuestiona o se les aborda acerca de este  problema, sus respuestas irresponsables son simplemente “bla, bla, bla” y, figureo mediático. Los pedigüeños, vendedores y ensuciadores de parabrisas alteran psicológicamente a los conductores de forma tal, que muchas veces se sienten estresados, cansados y agobiados, sin siquiera haber iniciado su jornada de trabajo u otros asuntos cotidianos que necesariamente requieren el desplazamiento por calles y avenidas.

Peor aún,  cuando el acoso de esa gente se extralimita y se convierte en insultos verbales y amenazas físicas, sobre todo a las personas que consideran más débiles e indefensas, como las  mujeres. Somos  muchas las que hemos tenido que soportar experiencias difíciles, particularmente en horas de la noche, cuando transitamos por nuestro entorno familiar,  particularmente por la  esquina de la Bolívar con Lincoln, donde hay un supuesto loco, o drogadicto capaz de cualquier cosa.  Al igual, el hostigamiento continúa en las esquinas Churchill, con 27 de Febrero; Lincoln con 27  de Febrero; Sarasota con la Churchill; 27 de Febrero con Privada, etcétera.

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