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Beatificación y canonización

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Muchos tienen la confusión de que el Papa Juan Pablo II ha sido nombrado santo de la Iglesia católica, cuando  este tan querido Pontífice, solamente ha sido colocado en la categoría de Siervo de Dios, un beato, primer escalón a transitar durante todo el proceso de canonización que puede tardar pocos años, siglos o nunca llegar, como ha sucedido con otros,  que han muerto en “olor a santidad”, como este Papa venerado, quien tocó el corazón de millones de personas católicas y de otras religiones.

Si bien es cierto que actualmente los procedimientos para la canonización caminan más rápido que en antaño, como por ejemplo sucedió con el caso de la Madre Teresa de Calcuta, convertida en Santa en apenas 12 años de su muerte,  al igual que la española Maravilla de Jesús, en apenas unos 20 años, sin embargo, con el también español Fray Leopoldo de Alpandeire se tuvo que esperar medio siglo para ver su canonización para alegría de sus devotos especialmente en Granada.

En Latinoamérica, Rosa de Lima, fue elevada a la categoría de santa luego de varios siglos de su beatificación, al igual que su compatriota el peruano, Fray Escoba, como se le llama cariñosamente al mulato San Martín de Porres.

Se dice que existen dos mil casos de beatos por quienes sus devotos han esperado largo tiempo sin verlos subir a los altares, pues, pese a que el mismo Juan Pablo II  aceleró los procesos de canonización, todavía  son muchas las investigaciones diversas por la que tienen que pasar los llamados Siervos de Dios.

El proceso de beatificación al que sometieron a Juan Pablo II declaró que este papa ha vivido una vida de santidad y ha realizado por lo menos un milagro de intercesión, porque debe recordarse que  los milagros los hace solamente Dios y los santos actúan como sus intercesores.

Un Siervo de Dios, es decir, un beato como Juan Pablo ll,  puede ser venerado mientras la causa de su canonización queda parada hasta que se presenten adicionales señales diversas que le  conviertan en santo de la Iglesia católica, lo que esperan millones de sus devotos esparcidos por los diversos continentes.

Su beatificación rompió récord de audiencia tanto en la televisión como en Internet, amén de más de un millón de personas que asistieron a la ceremonia en el Vaticano.

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