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Besos, ternura, cuánta locura

<STRONG>Detalles<BR></STRONG>Besos, ternura, cuánta locura

Sacar de circulación el video de Figueroa Agosto a todas luces ha sido difícil. Todo lo contrario, ahora tiene más demanda y los vendedores ambulantes lo ofertan por doquier y a plena luz del día por las calles Santo Domingo, vociferándolo como si se tratara de un artículo de primera necesidad.

Después de todo, de qué vale que prohíban su venta, si los noticiarios, y los programas de comentarios y análisis del país se han encargado de difundirlo diariamente de arriba abajo, e incluso algunos han tenido la osadía de pasarlo sin ningún tipo de censura en horarios infantiles, cuando los niños ven muñequitos y  casi todos los espacios están dedicados a la gente menuda. Es posible que muchos menores vieran el video, un verdadero exceso, pues la inocencia infantil debe respetarse y ese  video  tiene imágenes sexuales fuertes, que hasta a muchos adultos conservadores les cuesta digerir.

Todo esto reafirma lo comentado en la columna pasada: no hay respeto alguno por las autoridades, todo es un relajo, una charlatanería, una permisividad increíble que muestra claramente el gran deterioro de nuestra sociedad en decadencia.

Nadie entiende el apresamiento de unos cuantos vendedores del video de Agosto, que recuerda aquella canción popular de “besos, ternura, cuánta locura”, pues los verdaderos difusores del mismo andan sueltos. Total, que todo el mundo aquí lo ha visto, ya sea de manera parcial o integro. Ese fue el gran número cirquero de la semana pasada, que “radio bemba” dice que tiene como finalidad que la gente se olvide de los nuevos impuestos, el dengue, la delincuencia, los jóvenes vinculados a evasiones de impuestos de mercancías  y otros.

Mientras tanto, nadie habla de las “camionas” repletas de haitianos que a diario llegan al país, pues también en “radio bemba” circulan supuestos comentarios de que Barak Obama le “pidió” a nuestro presidente Leonel Fernández, que dejara entrar a territorio dominicano  un milloncito de haitianos más. ¡Qué bueno está este país!

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