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Cada persona y sus actos

<STRONG>Detalles<BR></STRONG>Cada persona y sus actos

Cada ser humano tiene libre albedrío para elegir la forma de comportarse dentro del marco de la sociedad en la  que vive, e incluso edificar su propio destino acorde a las metas que se ha trazado y que  puede lograr a través de sus acciones.

Es por esta razón que cada persona es responsable de sus actos, sobre todo cuando se es mayor de edad, pues a un joven se le puede confundir fácilmente, pero no a aquellos con edad suficiente para discernir entre lo bueno y lo malo.

Es verdad que no hay regla sin excepción, y algunas personas han caído en trampas relacionadas con asuntos oscuros. Como andan los tiempos, sería mucho mejor estar siempre alerta y no confiar en nadie ciegamente.

Hoy día no se puede decir, ni tampoco creer, que fulano de tal es decente porque pertenece a una familia honorable o conocida, pues es mejor conocer y juzgar a cada quien acorde a la conducta que exhibe y su forma de actuar en la vida.

Sucede que las familias están compuestas por diferentes tipos de personas e independientemente de la educación y la formación recibida en el seno del hogar, por más prestigiosa y respetable que sea una familia, siempre hay  miembros que pueden llenarla de vergüenza por sus malas acciones.

No es justo juzgar a toda una parentela por las fechorías de alguno de sus miembros. Cada quien debe ser juzgado por lo que es, no por lo que haya hecho un hijo, un hermano, un nieto, un sobrino o cualquier otro pariente.

Los seres humanos  deben ser respetados y tratados de forma individual, independiente, de acuerdo a  lo que son,  sin tener en cuenta acciones negativas de sus familiares, porque todo el mundo es  libre de hacer lo que quiera.

Incluso muchas personas se meten en problemas sin necesidad, ya que proceden de familias destacadas, con buenos recursos económicos, que les han permitido nacer “en cuna de oro”.  Entonces, ¿qué necesidad tienen de involucrarse en asuntos oscuros?

Sucede que la ambición es insaciable y nubla la mente de muchos, que no se detienen a pensar en el daño que ocasionan a sus familiares.

La vanidad impera en la sociedad de hoy.  Solamente aquellas personas que no se dejen arropar por la presunción y la codicia  en este mundo tan competitivo  vivirán finalmente en paz, en armonía consigo mismas.

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