Hoy 
Varios escándalos en torno a sacerdotes han estremecido a la Iglesia católica dominicana, inclusive en su alta dirigencia, que ha externado opiniones divididas sobre el comportamiento supuestamente indebido del exnuncio Josef Wesolowski,
Sin embargo, pese a la supuesta inmoralidad de Wesolowski y de otros curas de menor jerarquía, la mayoría de los católicos dominicanos continúan fieles a su Iglesia, salvo, quizás, alguno que otro caso aislado, pues entienden que las acusaciones son graves, que las acciones cometidas por sacerdotes no solo en nuestro país, sino en otros lugares, deben llevarlos a prisión, pero que los malvados dentro de la Iglesia no son mayoría en relación a muchos otros que entregan su vida no solo a favor del cristianismo, también por su feligresía.
Está claro que la profundidad de la fe cristiana está por encima del conocimiento de acciones diabólicas y pecados muy graves de unos cuantos que no han querido llevar una vida ejemplar de sacrificio, como abnegados apóstoles de Jesucristo.
Durante dos siglos, la Iglesia católica ha sobrevivido a muchos escándalos por culpa, entre otras cosas, de algunos curas que han contribuido con sus comportamientos dañinos a ponerla en tela de juicio. Pero la gente sabe que hay de todo en la viña del Señor, y esto es extensivo en todas las iglesias del mundo de diversas denominaciones cristianas, incluso en otras muy diferentes a estas.
Está claro que las aberraciones sexuales no sólo ocurren en las iglesias, sino en la vida cotidiana, pues desgraciadamente hay padres y madres que violan a sus hijos, al igual que parientes, maestros e instructores de deportes, profesores diversos, etcétera.
Nada de esto justifica ciertas debilidades aberrantes, mucho menos cuando se trata de pederastas, pero los justos, que son la mayoría en la Iglesia católica, no pueden pagar por los pecadores depravados y enfermos sexuales que están por doquier.
Ciertamente existe una trama para desacreditar a la Iglesia católica que no procede de otras iglesias cristianas, sino más bien de instituciones poderosas que tienen en sus manos medios de comunicación a nivel mundial.
No importa qué hagan o digan, porque los católicos no son tontos y saben muy bien que de cien sacerdotes unos cuantos se alejan del verdadero significado del apostolado contraído.
Los podridos son una ínfima parte que nunca podrá dañar el trabajo realizado por miles de sacerdotes buenos que hacen una labor admirable.
