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Concursos y virginidad

<STRONG>Detalles<BR></STRONG>Concursos y virginidad

Con el correr de los años, algunas de las tradiciones y costumbres antiguas de los pueblos experimentan cambios, y muchas desaparecen, sobre todo, aquellas que no tienen una base religiosa.

En nuestro propio país, la sociedad también se ha ido transformando en diferentes aspectos dejando atrás algunas reglas  tradicionales que imprimían un sello particular en el comportamiento de hombres y mujeres de la población.

Por ejemplo, la virginidad de la mujer  fue, hasta hace unas tres décadas, una condición femenina muy valorada en la población, al extremo que se llegaba a marcar a las mujeres que se atrevían a perder su castidad antes del matrimonio.

 Muchas que transgredieron esa regla fueron condenadas silenciosamente a vivir en la soltería y no fueron pocas las que hasta ingresaron en conventos. La virginidad femenina está basada en creencias religiosas como el judaísmo, el islam, cristianismo.

La Iglesia católica tiene el ejemplo mayor de castidad en la Virgen María, madre de Cristo. Ella misma estuvo al punto de sufrir la intolerancia religiosa judía de su época, al quedar preñada siendo soltera, pues todavía no se había unido a José, quien al saber que su prometida esperaba un hijo se indigno y en principio quiso  repudiarla, pero un ángel se le apareció y le dijo que no lo hiciera, ya que María estaba embarazada por obra del Espíritu Santo. Entonces, José, convencido, la desposó para librarla de una muerte cruel, a pedradas.

 En República Dominicana,  la virginidad de la mujer,  la ausencia de experiencias sexuales fue durante años un  valor importante, que ahora ha dejado de serlo, salvo en lo religioso. 

En este aspecto,  las cosas han cambiado, y no siempre para bien.  Ahora, cualquier niña, hasta menor de 15 años experimenta relaciones sexuales.  Son muy pocas las jóvenes que llegan vírgenes al matrimonio, y es una pena ver como siendo todavía muy tiernas, no sólo han perdido su himen, sino también la inocencia.

Todo esto es simplemente para decir que los concursos de belleza también deben actualizarse permitiendo que jóvenes casadas o divorciadas puedan participar en sus eventos, porque después de todo, ¿Cuál es la diferencia, entre una de ellas y una soltera?, simplemente, en un matrimonio civil, un papel firmado.

Lo demás es pura hipocresía,  independientemente de las reglas de un concurso, la gran mayoría de sus participantes no son castas, ni mucho menos vírgenes.

 

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