Cuando leí la información acerca de que más de medio millón  de supuestos delincuentes extranjeros buscaron cobijo en nuestro país, no me extrañó, pues la presencia de esa gente en todo el territorio nacional ha sido evidente y sus tentáculos tocaron diferentes esferas de la sociedad en general.

Particularmente pienso que esa situación ha sido muy grave, pues dejar entrar a gente tan peligrosas que no tienen cabida ni siquiera en los lugares que nacieron ha sido un error inexplicable.

Esos malhechores procedentes de  Europa, América Latina y países caribeños, muchos de ellos son graduados “Summa Cum Laude” en  vinculación al crimen organizado, a las temibles mafias del narcotráfico.

Dejar entrar y vivir aquí sin ningún tipo de control a esa gente ha sido como convertir a República Dominicana en un zafacón de la basura humana más sucia que deambula por el planeta tierra.

Según la misma información, esos supuestos delincuentes ya fueron  entregados a las autoridades de sus respectivos países, quedando mil por capturar.  Cualquiera se pregunta, ¿cómo pudieron entrar y quedarse a vivir aquí con tanta facilidad? ¿Cuáles son las normas que rigen en migración para investigar a los extranjeros que desean quedarse? ¿Cuáles documentos se les exige?, etc.

Hace pocos meses capturaron aquí a algunos de los grandes jefes de la mafia, nada más y nada menos que de Sicilia, Italia, y luego a dos grandes criminales del Canadá y así por el estilo. Lo mejor de todo que muchas de estas personas se hacen pasar por empresarios y -como si todavía fuéramos indios- se lo creemos.

Del medio millón de delincuentes extranjeros que estaban huyendo de la justicia de sus respectivos países y que encontraron refugio en República Dominicana,  muchos  cometieron delitos graves aquí, como  violaciones sexuales a menores, entre otros.

Todo sucede como si nos hicieran falta más de los delincuentes que tenemos. Imagínense, todos los meses son deportados cientos de dominicanos.