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Descansará en paz

<STRONG>Detalles<BR></STRONG>Descansará en paz

Nombrar cualquier premio o distinción con el nombre de alguien en particular realmente es todo un homenaje de reconocimiento y respeto a la labor realizada por ese alguien; pero, muchas veces algunas premiaciones, ya sean nacionales o internacionales, generan disputas escandalosas que  la memoria de la persona a la que se desea honrar anda flotando en medio de fuertes polémicas públicas, como en el caso de los premios Casandra, de Acroarte que muchas veces  las escogencias de los ganadores de las estatuillas fueron “dudosos”.

De tal forma, que en ocasiones las polémicas de las escogencias resultaron muy escandalosas, como en aquella ocasión que le dieron un premio a una cantante casi desconocida quien poco tiempo después fue detenida por viajar a  Estados Unidos con visa falsa. No siempre las cosas han andado correctamente por los caminos de Acroarte, incluso, particularmente, no estoy de acuerdo con muchas de sus resoluciones y actuaciones; siempre he pensado que los cronistas de arte no son  los verdaderos que mandan en esa asociación, si no otros, particulares, que presionan hasta para las escogencias y tienen el poder detrás del trono,  pero debo admitir que en una visión general esta entidad ha realizado una labor en general buena, muchas veces dependiendo de los buenos propósitos de sus directivos de turno.

Hace unos años, a raíz de unas discusiones públicas en  Acroarte, en torno a los premios Casandra, un pariente de la artista me comentó con pesar que no le agradaba el hecho de que el nombre de su familiar se estuviera mencionando en medio de problemas y que esas disputas restaban descanso a su alma.

Finalmente, los hijos de Casandra Damirón, quien no sólo fue una folclorista, sino también una excelente bolerista, casada con uno de los más notables compositores dominicanos, don Luis Rivera, lograron su deseo.

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