En principio era cada cierto tiempo, luego mensualmente; después, cada semana, y ahora no pasa un día en el que la ciudadanía deje de enterarse de nuevos hechos delictivos escandalosos.

El desenfreno es tal que, poco a poco, la mayoría de los dominicanos ha perdido la capacidad de asombrarse ante las constantes denuncias de sucesos bochornosos y peligrosos que alteran la vida cotidiana de la gente. Ya no sabemos qué pensar con relación a la situación reinante.

Cada día sale a la luz pública una nueva historia de narcotraficantes, mafiosos, militares en el negocio de estupefacientes, diputados y senadores de acciones y vidas turbias, funcionarios públicos corruptos, jueces vendidos, empresarios privados gángsters, extranjeros delincuentes y mil diabluras más.

La semana pasada, las principales noticias giraron en torno a las declaraciones del hombre más valiente y responsable de este país, Winston Guerrero, en relación al narco y el Senado de la República, luego la muerte violenta del productor de televisión Mickey Bretón, más tarde, que si el diputado aquel y un tal Gringo etc., etc.

Ahora, lo más actual, la información que todo el mundo comenta, es la supuesta huida de Sobeida Féliz Morel, a quien hace poco tiempo se le descubrió en su lujoso apartamento unos cinco millones de dólares, por lo que fue apresada y pocos días después una jueza la liberó bajo fianza por esa misma cantidad de dinero, pero en pesos dominicanos hediondos y devaluados.

Las especulaciones en torno a la desaparición de Sobeida son variadas, pues algunos dicen que ella se marchó a Venezuela, mientras que otros creen que esta mujer puede que haya sido asesinada por sus socios del narco o del lavado.

Otro hombre guapo, a quien no le tiembla el pulso a la hora de denunciar hechos que atentan contra la integridad de nuestro país y sus ciudadanos es el cardenal Nicolás López Rodríguez, quien con sobrada razón ha dicho que nuestra nación está arropada por el narcotráfico.

Él ha pedido que se investigue a la jueza que le concedió la libertad bajo fianza a Sobeida. Mientras todas estas vagabunderías suceden, la gente se siente asqueada, burlada, impotente, y -sobre todo- muy preocupada, pues ninguna de las noticias es buena. Los hechos cotidianos relacionados al bajo mundo del narcotráfico y la corrupción están debilitando seriamente al país, a toda nuestra sociedad, principalmente la parte más vulnerable, que es la juventud.