Dos mujeres y un difunto podría ser el título del drama con ribetes de comedia surrealista que protagonizan la ex primera dama de Venezuela, esposa de Carlos Andrés Pérez, sus seis hijos y, quien fuera su amante o, compañera sentimental de largos años, al disputarse el lugar donde deben reposar los despojos mortales del ex presidente sudamericano.
Cecilia Matos escogió Miami para sepultar a Carlos Andrés Pérez, pues es la ciudad donde ambos residieron largo tiempo, mientras que la esposa, Blanca Rodríguez, y sus hijos, han puesto un impedimento legal para que el famoso cadáver retorne a Venezuela donde sería enterrado.
Particularmente, pregunto: ¿En caso de que Carlos Andrés Pérez hubiese sido en vida un personaje desconocido, común, corriente, pobre, estas dos mujeres y sus respectivos hijos se estuvieran matando por los desechos humanos de este señor?
Sencillamente, lo dudo. No lo creo, pues estos problemas surgen normalmente cuando existe de por medio mucho dinero, como sucede en este caso particular, en el cual también el rencor está muy presente, pues dicen que la esposa de Carlos Andrés y sus seis hijos no perdonan a la secretaria que se interpuso entre ellos.
Muchos dicen que sacó beneficios jugosos a su relación con el ya anciano ex presidente venezolano quien, también supuestamente, no fue muy pulcro en el manejo de los fondos del estado venezolano, cuando fue en dos períodos hombre fuerte de esa nación.
Lo cierto es que con todo este lío alrededor de un muerto, que ha ocupado durante semanas la atención mediática internacional, de seguro que el espíritu del fenecido no debe estar descansando en paz. Ambas familias, cada una con sus argumentos y razones, podría, con sus posturas intransigentes, sacar a relucir trapos sucios, deberían ventilar sus diferencias respetando la memoria del fallecido y continuar sus vidas holgadas en armonía.
Esta engorrosa situación es digna de dilucidarse en el programa de la psicóloga Nancy Álvarez para esclarecer quién tiene la razón: la esposa o la compañera sentimental. Querido lector: Sea usted el jurado.