Gran parte de la pobreza en América Latina radica principalmente en las malas administraciones gubernativas que durante largos años, en diversos períodos de la historia, luego del descubrimiento y la colonización,  les ha tocado soportar a estas naciones.

Todos los países de  Latinoamérica han tenido que soportar el terrible lastre de la corrupción gubernamental y del  manejo deficiente de sus economías  que ha generado graves consecuencias en renglones diversos, como la  educación y la salud.

América Latina tiene riquezas de todo tipo, principalmente en el orden natural, pues en comparación al Viejo Continente, Europa, cuyas tierras están cansadas, fatigadas por el uso milenario,  éste llamado Nuevo Mundo,  es todavía virgen y muy fértil. Sin embargo, a América Latina le cuesta avanzar en comparación a Europa, o con algunos países asiáticos, por causa de todos los desastres que de una u otra forma han generado los llamados a dirigir cada nación de esta parte del mundo, principalmente aquellos dictadores que implantaron la ley del terror para dejar sin voz ni voluntad  la justicia, dando paso al hambre y a la miseria humana  y llevando a su gente a un retroceso parecido al tiempo de las colonias.

Pocos gobernantes latinoamericanos se han empeñado en trabajar  arduamente y con honestidad a favor de sus pueblos y las gentes  que les eligieron y, es por esto que se admira y respeta al brasileño Lula da Silva, quien deja el poder con una alta popularidad con casi un 90% de aprobación.

Este hombre, que sufrió todas las desigualdades sociales existentes en Brasil,  no se olvidó de sus orígenes a su llegada al poder; no sufrió amnesia en torno a las penurias de su pueblo, y  a través de su certero accionar político económico, sacó de la extrema pobreza a 20 millones de sus compatriotas.

También debemos mencionar a  la chilena Michelle Bachelet, quien junto a Lula da Silva se ha convertido en ejemplo para todos los gobernantes latinoamericanos, quienes deberían seguir los pasos de estos dos sudamericanos que han usado  su poder no para obtener grandes riquezas, sino para ayudar a los más pobres de sus respectivos países. Ambos cumplieron su deber correctamente, obteniendo  las mejoras calificaciones, y  es por esto que sus respectivos pueblos, sus gentes, les han investido con los más altos honores de la gratitud.