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El ingenio del narcotráfico

<STRONG>Detalles<BR></STRONG>El ingenio del narcotráfico

Los métodos que utilizan los narcotraficantes para lograr que su “mercancia” circule por doquier superan todo lo imaginable e incluso se podría decir que son geniales dentro de los cánones de la maldad humana.

Antiguos métodos, como tragarse las drogas para luego defecarlas, han quedado atrás sustituidos por otras técnicas como la colocación de estupefacientes en implantes de senos, piernas, brazos, cadáveres humanos y de animales, instrumentos musicales,  juguetes de todo tipo e incluso niños y ancianos, ambulancias con sus sirenas despejando calles y avenidas,  como sucedió en el caso de Quirino, pues en ese bajo mundo hasta las cosas menos imaginables suceden.

El “traqueteo” internacional está obligado continuamente a cambiar y superar sus procedimientos de envíos, inventando   formas  capaces de burlar la vigilancia  internacional.

No solo la forma de traficar es más sofisticada,  también el blanqueado de los millones que se obtienen en este negocio turbio está presente en todas partes y de ello se benefician  muchas personas pertenecientes a diversos estratos sociales.

El lavado es un gran “inversionista”  de obras de arte costosas; en nuestro país se les ha confiscado muchas pinturas de conocidos artistas dominicanos, también apartamentos de lujos, villas, edificaciones de centros comerciales, centros hospitalarios, hoteles, joyas etc., incluso el cambio de nuevas fisonomías de modernismo de muchas ciudades del mundo se debe al blanqueado de dinero proveniente del narco.

Tanto es así, que las autoridades de  Estados Unidos recientemente denunciaron y señalaron a varias guarderías infantiles de México como propiedad de los principales capos de droga de ese país. Esas guarderías de niños son usadas como fachadas por los carteles de México e incluso algunas de ellas son administradas por familiares de los narcos, lo que hace suponer que muchos centros educativos indirectamente también son propiedad de esa gente.

Nada puede extrañar, pues controlando esos centros les es mucho más fácil la venta de estupefacientes a los estudiantes sin importar la edad que tengan.

Ahora se ha descubierto que hasta niños de siete y ocho años son víctimas de este flagelo que indudablemente se ha convertido en el problema más peligroso que enfrenta la humanidad. Si  los narcos continúan  expandiéndose, no dudemos  que  un buen día nos enteremos de que  han comprado hasta  iglesias.

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