Mientras el Papa Benedicto XVI imploraba en una multitudinaria misa celebrada en la capital del Libano, Beirut,  por la paz en el Medio Oriente, haciendo una llamado a la comunidad internacional y a los países árabes para que se propongan soluciones viables en esa  región para que se respeten la dignidad  de cada ser humano, sus derechos y religión, Egipto y Libia y otros países más siguen convulsionados  por un aparente y eterno asunto religioso, que para la mayoría de la gente de otras latitudes, es poco entendible.

Por siglos, los descendientes del bíblico, Abraham con su esposa Sara y su sirvienta Agar,  los musulmanes, judíos y cristianos vienen matándose entre sí, cada uno de ellos defendiendo sus  religiones, que componen  las tres religiones monoteístas y, a sus padres,  Jesucristo, Mahoma y  el propio Abraham, ascendiente de ellos

 Pese a que todos provienen del mismo árbol genealógico, se ha comprobado que genéticamente todos son parientes, llevan siglos de lucha por la supremacía no sólo de cada una de sus religiones, sino también de territorios, poder económico  y otros asuntos, que han dejado con el transcurrir de la historia y el tiempo una estela sangrienta de pérdidas de vidas que ha marcado una parte de la humanidad.

 En estos momentos la excusa es un filme de undécima categoría, que tiene un tiempo de realizado, se dice que por un egipcio cristiano, que ofende a Mahoma y es ahora cuando se  conoce, “indignando” al mundo musulmán que ha llenado de violencia algunas naciones como Libia y Egipto y otras.

Si las políticas nacionales son sucias, las internacionales son verdaderas furnias de asquerosidades, donde el ser humano y las naciones débiles son usados acorde a la conveniencia de unos titiriteros   que tienen entre sus dedos los hilos del poder, sobre todo el económico, actuando como toda una pandilla de políticos y gobernantes pertenecientes a un mismo grupo mafioso que funciona en todos los países de la tierra, que deciden quiénes gobiernan y cómo deben hacerlo.

Para obtener “ciertos resultados”, siempre se buscarán mercenarios infiltrados que serán los “patriotas” o los fanáticos que defenderán a vida o muerte sus libertades o su lealtad y devoción a  Mahoma, Jesucristo ó Abraham.

Detrás de las convulsiones en el  Medio Oriente, del terrorismo musulmán, están poderosos que necesitan a esa gente dividida, que se maten entre ellos.