En medio de un clima salpicado de narcotráfico, violencia, corrupción y escándalos públicos, Ramón Darío Cruz ofrece una nota refrescante al poner en circulación su historia del concurso Miss República Dominicana en una edición de lujo en que muestra todas las etapas de ese certamen desde sus inicios hasta la coronación de Amelia Vega como Miss Universo.
La edición está dedicada a quien fuera uno de los mejores fotógrafos del país, y gran colaborar del concurso Miss República Dominicana, Jaime Enrique de Marchena, un gran exponente del arte de la fotografía en nuestro país.
El autor del libro narra, según su versión, todo lo relacionado a los principales certámenes de belleza celebrados en nuestro país y la participación de las candidatas, especialmente las ganadoras, quienes en su gran mayoría son figuras destacadas en diversas áreas de nuestra sociedad.
Ramón Darío Cruz pone al descubierto una serie de aspectos relacionados a estos concursos que son desconocidos por el público, desde la primera vez que celebró en la otrora Ciudad Trujillo en el 1956, con la escogencia de Olga Fiallo, una hermosa joven de cuerpo estilizado coronada como la primera Miss Universo Dominicana, dejando atrás a la favorita del certamen, la bellísima Miguelina Sánchez, dueña no sólo de un rostro hermoso sino también un cuerpo escultural.
El libro puede levantar algunas ronchas, pero refresca en diferentes aspectos la memoria de los seguidores de estos eventos.
Ramón Darío Cruz fue durante años el dueño de las franquicias de Miss Universo y Miss Mundo y organizador de los certámenes locales, función que llenó a cabalidad, incluso en ocasiones con muy pocos recursos económicos. Él logró elevar estos concursos a un buen nivel con la escogencia de muchas de las dominicanas más hermosas de sus tiempos.
Así lo muestra el libro, en el que el lector puede apreciar la belleza natural de las reinas de entonces, que no contaban con el apoyo económico de hoy, con la ayuda de destacados diseñadores que les permiten concursar con trajes espectaculares, viajar con veinte maletas y un grupo de asesores.
Las concursantes de antes participaban con simples vestiditos y viajaban solitas. No sólo eso, sino que no contaban con los recursos de la cirugía plástica, las liposucciones, las extensiones de pelo etcétera. Realmente, eran hermosas de manera natural, pues muchas ni siquiera iban a un gimnasio a ejercitar su cuerpo.