La sentencia generosa que favoreció con penas indulgentes a los menores que asesinaron y torturaron cruelmente a varios taxistas ha indignado no sólo a los familiares de las víctimas, sino también a la ciudadanía en general, que considera que se hace urgente una reforma del Código del Menor, en cuyas leyes benignas se amparan muchos jóvenes delincuentes y asesinos.
Es difícil creer que alguien que tenga 16 ó 17 años de edad no sepa las consecuencias de sus actos positivos o negativos, sobre todo hoy día, cuando la sociedad camina mucho más rápido y los niños se hacen adultos de una manera muy prematura.
Es decir, un joven cuya edad oscila entre los 12 y 17 años, actualmente, tiene más mundo que aquellos de esas mismas edades de dos décadas atrás. Por eso muchos padres se quejan de la brevedad del período de la niñez, que se ha convertido en un tiempo corto para disfrutar de la ingenuidad de sus hijos, debido a que la modernidad en que se vive pone en manos de la gente menuda mecanismos para que se conviertan mentalmente en mayores con rapidez.
No es verdad que esos asesinos de los taxistas son menores inocentes. Ellos, incluyendo los más pequeños, son unos delincuentes de altos vuelos, que sabían los que estaban haciendo. Con eso de no inmutarse a la hora de torturar a un ser humano, por lo contrario, disfrutarlo, se podría hasta decir que son sicópatas peligrosos que cuando cumplan, si es que lo llegan a cumplir, los pocos años de cárcel impuestos, continuarán siendo graves problemas para la sociedad dominicana.
Entiendo perfectamente que a la hora de emitir la condena el Tribunal de Niños, Niñas y Adolescentes de Santo Domingo Este se basó en el Código del Menor, pero esa justicia se convirtió en una verdadera injusticia para los padres, madres, esposas, esposos, hijos y aquellos que lograron sobrevivir a esos inhumanos, perversos y fríos asesinos, algunos de los cuales incluso se han dado el lujo de burlarse de las autoridades de la justicia con palabras y posturas cínicas y prepotentes que demuestran que son humanos antinaturales. Para reformarlos, si es que se puede decir esto, porque muchos profesionales de la conducta humana dicen lo contrario, no basta mantenerlos en prisión cinco o tres años, es posible que se necesite una condena más fuerte, porque incluso ellos están en cárceles muy suaves por el mismo cuento de que son menores de edad, pero cuando mataban, torturaban, hacían sexo fuerte etcétera, eran muy adultos.